En esta entrada os paso la undécima sesión de la Unidad de Programación 2. La ciudad del futuro, destinada al estudio de la narrativa y del teatro del Romanticismo.
Espero que os gusten las actividades.
Atentamente,
Alejandro Aguilar Bravo.
1ª Actividad. Actividad de repaso. Corrección de actividades.
Descripción de la actividad. Corrección de las actividades de la sesión anterior.
Recurso. Las actividades de clase se corregirán en el cuaderno del alumno.
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 10 minutos.
2ª Actividad. Actividad de desarrollo. Dictado 26.
Descripción de la actividad. Elaboración de un dictado sobre la siguiente norma ortográfica: “Se escriben con G las palabras que contienen las secuencias -gest- o -inge-, excepto injerir y sus derivados.”
Recurso. El enlace del dictado es el siguiente: Dictado 26
Agrupamiento. Actividad en gran grupo (Todos los alumnos elaborarán el dictado en el cuaderno de clase) e individual (Uno de ellos lo realizará en la pizarra, sirviendo como modelo para su corrección).
Tiempo estimado. 5 minutos.
3ª Actividad. Actividad de motivación. No es cierto, Ángel de Amor.
Descripción de la actividad. Visualización de un fragmento de la obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio.
Recurso. Para llevar a cabo esta actividad, se hará uso del siguiente enlace: https://youtu.be/MDRvVY8YZRg
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 5 minutos.
4ª Actividad. Actividad de desarrollo y motivación. Exposición teórica. La narrativa y el drama del Romanticismo.
Descripción de la actividad. Explicación teórica sobre los aspectos más relevantes de la narrativa y del teatro del Romanticismo.
Recurso. El enlace de la actividad es el siguiente: La narrativa y el teatro del Romanticismo
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 10 minutos.
5ª Actividad. Actividad de motivación. ¡Es mi turno, Ángel de Amor, digo, Profesor!
Descripción de la actividad. Lectura dramatizada del fragmento de la obra Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Tras ello, los alumnos deberán reconocer las características del drama romántico en el fragmento.
DON JUAN:
Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
DOÑA INÉS:
Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.
Recurso. Fotocopia del texto
Agrupamiento. Actividad por parejas.
Tiempo estimado. 15 minutos.
6ª Actividad. Actividad de desarrollo y motivación. Los amantes de Teruel.
Descripción de la actividad. Tras la visualización de esta oda dirigida a la historia de Juan Eugenio Hartzenbusch, Los amantes de Teruel, los alumnos deberán responder a una serie de preguntas.
Cuestiones
- ¿Qué cuenta la historia en Teruel?
- ¿Cuál era la condición social de Juan e Isabel?
- ¿Qué sucedió cuando Juan le pidió al padre de Isabel su mano? ¿Qué le pide el padre?
- ¿Tras pasar cinco años, por qué desesperó Isabel?
- ¿Qué hizo el padre al no llegar Juan?
- ¿Qué le pidió Juan a Isabel como prueba de su amor? ¿Qué pasó después?
- ¿Qué ocurrió con Isabel al final de la obra?
- Tras contestar a estas preguntas, ¿puedes reconocer las características del drama romántico? Razona tu respuesta.

Recurso. Las actividades se realizarán en el cuaderno de clase.
Agrupamiento. Actividad por parejas.
Tiempo estimado: 10 minutos (En el caso de que no diera tiempo a realizar estas actividades en clase, se mandarán por correo electrónico como tarea para casa).
7ª Actividad. Actividad de desarrollo y refuerzo. Un reo a muerte.
Descripción de la actividad. Lectura y análisis de un fragmento de "Un reo de muerte", escrito por Mariano José de Larra. Tras ello, los alumnos responderán a una serie de cuestiones relacionadas con el texto y el contenido de la sesión.
UN REO A MUERTE
Mariano José de Larra
Habiendo de parapetarme en las costumbres, la primera idea que me ocurre es que el hábito de vivir en ellas, y la repetición diaria de las escenas de nuestra sociedad, nos impide muchas veces pararnos solamente a considerarlas, y casi siempre nos hace mirar como naturales cosas que en mi sentir no debieran parecérnoslo tanto. Las tres cuartas partes de los hombres viven de tal o cual manera porque de tal o cual manera nacieron y crecieron; no es una gran razón; pero ésta es la dificultad que hay para hacer reformas. He aquí por qué las leyes difícilmente pueden ser otra cosa que el índice reglamentario y obligatorio de las costumbres; he aquí por qué caducan multitud de leyes que no se derogan; he aquí la clave de lo mucho que cuesta hacer libre por las leyes a un pueblo esclavo por sus costumbres.
Pero nos apartamos demasiado de nuestro objeto; volvamos a él; este hábito de la pena de muerte, reglamentada y judicialmente llevada a cabo en los pueblos modernos con un abuso inexplicable, supuesto que la sociedad al aplicarla no hace más que suprimir de su mismo cuerpo uno de sus miembros, es causa de que se oiga con la mayor indiferencia el fatídico grito que desde el amanecer resuena por las calles del gran pueblo, y que uno de nuestros amigos acaba de poner atinadísimamente por estribillo a un trozo de poesía romántica:
Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar. [...]
Ese grito, precedido por la lúgubre campanilla, tan inmediata y constantemente como sigue la llama al humo, y el alma al cuerpo; este grito que implora la piedad religiosa en favor de una parte del ser que va a morir, se confunde en los aires con las voces de los que venden y revenden por las calles los géneros de alimento y de vida para los que han de vivir aquel día. No sabemos si algún reo de muerte habrá hecho esta singular observación, pero debe ser horrible a sus oídos el último grito que ha de oír de la coliflorera que pasa atronando las calles a su lado. [...]
Mientras estas reflexiones han vagado por mi imaginación, el reo ha llegado al patíbulo; en el día no son ya tres palos de que pende la vida del hombre; es un palo sólo; esta diferencia esencial de la horca al garrote me recordaba la fábula de los Carneros de Casti, a quienes su amo proponía, no si debían morir, sino si debían morir cocidos o asados. Sonreíame todavía de este pequeño recuerdo, cuando las cabezas de todos, vueltas al lugar de la escena, me pusieron delante que había llegado el momento de la catástrofe; el que sólo había robado acaso a la sociedad, iba a ser muerto por ella; la sociedad también da ciento por uno: si había hecho mal matando a otro, la sociedad iba a hacer bien matándole a él. Un mal se iba a remediar con dos. El reo se sentó por fin. ¡Horrible asiento! Miré el reloj: las doce y diez minutos; el hombre vivía aún... De allí a un momento una lúgubre campanada de San Millán, semejante el estruendo de las puertas de la eternidad que se abrían, resonó por la plazuela; el hombre no existía ya; todavía no eran las doce y once minutos. «La sociedad –exclamé– estará ya satisfecha: ya ha muerto un hombre.»
Mariano José de Larra. "Un reo de muerte". Cervantes Virtual
- ¿Cuál es la idea central que aflora del artículo de Larra? ¿Dónde has encontrado las evidencias en el texto?
- ¿Cuál es la posición del autor ante la pena capital? Defiende tus argumentos con la información que hayas obtenido del artículo.
- Elabora una reflexión escrita sobre la pena de muerte. A continuación, compártela con tus compañeros y con las claves de vuestros escritos podéis iniciar un debate en clase:¿Cuántos países donde se aplica la pena de muerte conoces?
Recurso. Fotocopia del texto.
Agrupamiento. Actividad en gran grupo (Lectura del fragmento) e individual (Elaboración de las actividades)
Tiempo estimado. 5 minutos (Solo presentación de la actividad, ya que se mandará como tarea para casa)


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