5 de junio de 2019

COMENTARIO DE TEXTO DE OPOSICIÓN. YA BESANDO UNAS MANOS CRISTALINAS DE LUIS DE GÓNGORA.


Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,

ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,

estaba, ¡oh claro Sol invidïoso!,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.

Si el cielo ya no es menos poderoso,
por que no den los tuyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

1. Elabora el comentario fónico del texto poético. 
2. Realiza el comentario del plano morfosintáctico. 
3. Efectúa el comentario del plano léxico-semántico. 
4. Ejecuta el comentario del plano pragmático del texto poético. 




Nos encontramos ante un texto literario de género poético, más concretamente, ante un soneto perteneciente a Luis de Góngora, uno de los grandes representantes de la literatura del siglo XVII. 

Para llevar a cabo el estudio del Plano Pragmático, tal y como se indicó al principio de este análisis, haremos uso de la terminología establecida en la obra de Salvador Gutiérrez Ordóñez en su manual Introducción al comentario de textos pragmáticos”. 

En cuanto al contexto, El Barroco es el período literario que aparece tras el Renacimiento y abarca desde finales del s. XVI hasta los últimos años del s. XVII.
El Renacimiento fue una época de esplendor político y económico para España. El Barroco, en cambio surge cuando empieza a perder su hegemonía política en el mundo y una gran crisis económica lleva a la población hacia la pobreza, creando un gran malestar entre los ciudadanos.
La literatura se hace eco de esta situación y vemos como la naturalidad y armonía propias del Renacimiento abren paso a una concepción pesimista de la vida, fiel reflejo del pesimismo que reinaba en la sociedad, provocado por el hambre, la guerra y la miseria que se iban adueñando de la misma.
Las características más importantes de la literatura de la época son, desde una perspectiva ideológica: la melancolía, la tristeza y la desvalorización de lo terrenal, comparando a la vida con un sueño del que se despertará con la muerte. En cuanto a lo formal su seña de identidad son la artificiosidad y el recargamiento.
Estas características no indican que la literatura del momento sea triste, de hecho el Barroco nos dejó magníficas comedias, tanto en teatro como en narrativa, así como poesía burlesca. Es más realista que la literatura renacentista, preocupándose por el impacto que causará la obra artística.
En relación al código, esta composición presenta una serie de características formales que nos permiten ubicar esta composición el periodo literario del barroco, como por ejemplo, la presencia del soneto como forma poética predominante en la época, la presencia de referencias de carácter mitológico (Eros, Apolo y Faetón), el uso de un hipérbato marcado, el uso de metáforas luminosas, etc… 

A continuación, nos centraremos en el estudio tanto del emisor como la de receptor de la composición. Para ello, aludiremos a la teoría de Bajtín de la Polifonía. En cuanto al emisor, es preciso destacar dos tipos de emisores: 
-      El emisor real, que en este caso sería el autor de la composición Luis de Gongora. 
-      El emisor ficticio, el yo poético de la composición, aquel que se lamenta de su estado tras haber despertado de un placentero sueño a causa de los rayos del sol. 

En cuanto al repector, es preciso distiguir también entre un receptor real, que en este caso sería los lectores de la composición poética, que, debido al ser el representante del culteranismo, la composición va dirigida a aquellas personas con cultura literaria, y un receptor ficticio, que en este caso sería el dios del Sol, Apolo, al cual va la maldición del yo poético por haberlo despertado de su sueño. 

En relación al estudio del receptor, es preciso hacer alusión a los actos de habla de Austin y Searle. Por lo tanto, dentro de esta composición debemos distinguir entre: 

-      Acto locutivo, que se corresponde con la macroproposición temática, en este caso sería el lamento del yo poético por la llegada del alba que le impide seguir gozando. 
-      Acto ilocutivo, la forma en que se dice el acto locutivo, por lo que destaca una fuerza expresiva, ya que se nos muestra los sentimientos más íntimos del yo poético. 
-      El acto perlocutivo, las consecuencias y lo que provoca el acto locutivo. En este caso, sería la indiferencia. El sol solo ha realizado su única función: iluminar el mundo y hacer que todo siga fluyendo. 

En cuanto a los principios de cooperación de Grice, hay un respeto de las cuatro reglas (relación, modalidad, cantidad y cualidad). Sin embargo, en cuanto a las normas de cortesía, se observa un acción que van en contra de la cortesía (ya que está maldiciendo finalmente al dios del Sol). 

Para el estudio del mensaje, se hará uso de la terminología establecida por Van Dijk, el cual distingue entre macroestructura (la coherencia), la microestructura (la cohesión) y la superestructura (la tipología textual). 

En cuanto a la macroestructura, comenzaremos con el estudio del cotexto o argumento del texto. Tras soñar con la amada, con la cual está manteniendo una relación sexual, el yo poético se despierta a causa de los rayos del sol, de ahí que maldiga al Sol y le desee su muerte por arrebatarle su gloria. Por lo tanto, la macroproposición temático es el lamento del yo poético por la llegada del alba que le impide seguir gozando. 

En cuanto a su coherencia estructural, esta composición puede estructurarse en tres partes bien diferenciadas: 

-      La primera parte, que se corresponde con las dos primeras estrofas, se está describiendo el acto sexual entre los amantes, deteniéndose en la prosopografía de la joven, la cual presenta una belleza idealizada. 
-      La segunda parte, que se conforma por la tercera estrofa, por medio de una invocación dirigida al Sol, metáfora del dios Apolo, el yo poético nos afirma que sus rayos le despiertan de su sueño. 
-      Por último, la tercera parte, que se corresponde con la última estrofa, el yo poético maldice con la muerte al dios del Sol, por haberle arrebatado su sueño. 

De ahí que se afirme que nos encontramos con una progresión lineal de tema y rema. También es preciso afirmar, que, al observarse un predominio de la estructura hipotáctico, nos encontramos ante una composición de organización sintáctica afectiva, ya que nos muestra el lamento del yo poético. 

En relación con la microestructura, en esta composición poética de Luis de Gongora encontramos una serie de mecanismos de cohesión, con el fin de que el texto tenga sentido completo, como, es el caso de la reiteración continua del elemento de referencia exofórica o deixis con valor temporal “Ya”, elemento que nos sirve para indicar el paso a paso, cada instante del encuentro sexual que tiene con la joven, el continuo elipsis de la forma verbal “estaba” en cada una de las proposiciones subordinadas adverbiales de modo, ya que sería cinco las perífrasis verbales aspectuales durativas (estaba besando, estaba anundándome, estaba esparciendo, estaba cogiendo…) puesto que nos intenta mostrar esa acción en su transcurso por medio de una gradación literaria (de menos a más). También es destacable, como elementos de cohesión, la presencia de una serie de campos semánticos (como las partes de una joven, especialmente en las dos primeras estrofas) o la isotopía textual de la luminosidad (entendida como la causante del mal). 

En relación a la superestructura, ya como se indicó al principio del comentario, Luis de Góngora hace uso de la forma estrófica del soneto, para llevar a cabo la descripción de una joven, por medio de una enumeración de proposiciones subordinadas adverbiales de modo, la presencia de sustantivos y adjetivos, el empleo de la función referencial para llevar a cabo la enumeración de los rasgos de la joven, etc… 

En cuanto al canal, esta composición de Luis de Góngora, hace uso de nivel de lenguaje elevado y complejo, estilema del autor,  por lo que va dirigido a un sector específico de la sociedad, un público capaz de entender el mecanismo de la composición y que tenga nociones de mitología.  

Con respecto a las funciones del lenguaje, en esta composición predomina el uso de la función poética, función que permite crear belleza por medio de las palabras a través de un uso desautomatizado del lenguaje, efecto que se consigue por el uso de numerosas figuras literarias; destaca el uso de la función emotiva o expresiva, especialmente en la tercera estrofa (mató mi gloria y acabó mi suerte) donde se nos muestra cuál es el estado de ánimo del yo poético tras haber sido despertado por el Sol; es preciso destacar el uso de la función representativa, momento en que aparece el tópico literario del descriptio puellae y de la Donna angelicata en las dos primeras estrofas, ya que se describe de forma idealizada a la joven. 

Llamativo es el uso de la función apelativa, pues finalmente, por medio de la exclamación retórica, el yo poético nos muestra al culpable de su lamento. 

Para llevar a cabo el análisis de esta composición poética se hará uso del modelo establecido por Marcos Marín, en su obra Comentario de textos literarios, el cual afirma que todo texto literario debe analizarse atendiendo a tres niveles o planos: 
-      El plano fónico 
-      El plano morfosintáctico. 
-      El plano léxico-semántico. 

En relación al 1) PLANO FÓNICO, en esta composición poética de Luis de Góngora observamos la presencia de una serie de aliteraciones, figura literaria que consiste en la repetición de un mismo fonema con el fin de conseguir un efecto sonoro determinado. Para este análisis comenzaremos con el análisis del sistema vocálico, empleando la obra de Dámaso Alonso, La lengua poética de Luis de Gongora. En esta composición destaca el uso de vocales oscuras /o, u/ frente a las vocales claras luminosas o claras /a , e/, tal y como se observa en ORO, OJOS, CLARO SOL INVIDIOSO, PODEROSOS, ENOJOS, RAYOS, TUYOS, MUERTE… El yo poético, tras relatarnos su sueño erótico, se está lamentando porque ya no está con su amada.

En cuanto a las consonantes, son numerosas las aliteraciones que aparecen en la composición, como puede ser la repetición de la nasal, lateral, sonora, /n/ en posición implosiva o posnuclear, especialmente palpable en la primera parte de la composición (besando, anudándome, blanco, esparciendo, quebrando, cogiendo), momento en el que está mantiendo esa unión amorosa con la amada. También es destacable el empleo de las dentales, oclusivas, tanto sonora como sorda /d y t/, presentes en las dos últimas estrofas (invidioso, cuando, hiriéndome, mató, suerte, poderosos, tuyos, den, muerte) consonantes que sirven para mostrarnos el dolor que siente al ser despertado por los rayos del sol. Esta situación provoca angustia existencial a nuestro yo poético, reflejado en el empleo de las velares, fricativas sorda /ojos, enojos, hijo/. Por últimos también destacaremos el empleo de las palatales de la composición /cuello, cabello, merecello, bello, y la repetición constante de YA), consonantes que sirven para demostrar el daño que sufre el yo poético, un daño que está presente, un daño que desea a aquel que se lo arrebatado todo, un daño provocado por un RAYO. 

Como ya se ha ido anunciando a lo largo del comentario, Luis de Góngora hace uso del soneto, forma estrófica formada por dos cuartetos y dos tercetos, con rima consonante perfecta y femenina, ya que todos los versos son paroxítonos, presentando un ritmo yámbico, puesto que el último acento métrico recae en décima sílaba, y versos de arte mayor, más concretamente, versos endecasílabos. Su  esquema métrico es el siguiente: 11 ABBA ABBA CDE CDE. 

En cuanto el uso de los versos endecasílabos, a lo largo de la composiicón observábamos un predominio de versos endecasílabos enfáticos (1, 2, 3, 5, 6, 10, 14), versos que sirven para otorgar mayor intensidad a la composición poética, versos que nos presentan un valor de carácter exofórico temporal, donde nos muestra que su situación es actual e intensa. Está sufriendo, acaba de despertar de un placentero sueño y no soporta ver que todo ha sido eso, un sueño del que no quería despertar, de ahí que, por medio de un marcado braquistiquio (Rayos) desee la muerte del causante de sus males. 

En cuanto al empleo de los encabalgamientos, destacamos su empleo den los versos 4 / 5 y 7/8, momento en el que el yo poético, a través de una gradación, se está acercando al momento culmen de su sueño, al momento en que va a coger las rosas púrpuras del jardín sin temor al rechazo de la joven. 

En relación a las modalidades oracionales, en esta composición gongorina, destaca el empleo de la modalidad oracional enunciativa, aseverativa o declarativa, ya que el yo poético nos está contando su sueño y las consecuencias de haber despertado. Sin embargo, es llamativo el empleo de la modalidad oracional exclamativa, por medio de la invocación (verso 9), modalidad que nos presenta al culpable de su situación, EL AMANACER. 

A continuación seguiremos con el estudio del plano morfológico, empleando para ello la terminología establecido por Leonardo Gómez Torrego, Análisis morfológico. Teoría y práctica. De las 92 palabras que conforman este soneto, encontramos un predominio de la sustantivación, siendo 22 sustantivos los que se emplean. De estos sustantivos, debemos clasificarlos en dos grupos: 
-      Por un lado, destacamos el uso de los sustantivos concretos, aquellos que se refieren  a las partes del cuerpo de la amada (manos, cuelo, cabello, ojos, labio. Rosas..), momento en que aparece el tópico literario del Descriptio Puellae. 
-      Sin embargo, es llamativo el uso de la sustantivación abstracta, especialmente en las dos últimas partes de la composición, momento en que se despierta el yo poético y maldice al causante de sus males (Luz, gloria, suerte, muerte, enojos). 
En este apartado es preciso comentar la presencia de dos antropónimos de carácter mitológico: Amor, referencia a Eros, dios del amor, y a Apolo, el Dios del Sol. También, aunque aparezca camuflado, se alude a Faetón en el último versos, como a tu hijo, el cual murió a causa de un rayo de Zeus, tras haber destruido el mundo al robar el carro del sol a su padre. 

Con respecto a la morfología verbal, que supone un 10,2% en relación a las palabras totales del texto, es preciso comentar la presencia constante de la forma no personal del gerundio, especialmente en las dos primeras estrofas de la composición, momento en que está contando de forma constante su sueño para hacer que los receptores vivamos el mismo momento que él estaba viviendo. Sin embargo, en la segunda parte de la composición, destaca el empleo de dos formas verbales: por un lado, la forma del pretérito imperfecto del modo indicativo (estaba), un pasado cercano que nos dice que su sueño acaba de terminar, y las del pretérito perfecto simple, acabó y mató, formas del pasado lejano, con un fin cerrado, recalcando el dolor que ha provocado el dios del Sol con sus dichosos rayos. En cambio, en la última parte, destaca el uso del presente del modo subjuntivo, nos sirven para mostrarnos el deseo del yo poético: su muerte a causa de sus dichosos rayos. 

En relación a la adjetivación, en el texto encontramos siete adjetivos calificativos, que pueden clasificarse en dos grupos: por un lado, aquellos que sirven para recalcar la belleza de la amada (cristalinas, blnaco y liso, finas, dulces, purpúrea) y aquellas que sirven para referirse al causante de su mal (claro e invidioso). 

Por último, es llamativo el uso del adverbio temporal Ya con valor exofórico, presente a lo largo de la composición. 

A continuación nos detendremos en el estudio y análisis del plano sintáctico, empleando para ello la terminología establecida por la Nueva Gramática de la Real Academia Española de la Lengua, y el manual de Leonardo Gómez Torrrego, Análisis sintáctico. Teoría y práctica. Esta composición está formada por un total de dos periodos oracionale: 

-      El primer periodo oracional, formada por las tres primeras estrofas, está formada por una oración compleja, compuesta por un GN/SUJ, que está omitido (Yo) y un GV/PV (Las tres estrofas), cuyo verbo principal es el verbo ESTABA (VERSO 9) . En torno a ese núcleo verbal, encontramos 5 proposiciones subordinadas adverbiales de modo: 
o  Ya besando unas manos cristalinas. 
o  Ya anudándome a un blanco y liso cuello, 
o  Ya esparciendo por él aquel cabello que Amor sacó entre el oro de sus minas. Esta Proposición subordinada adverbial contiene una proposición subordinada adjetiva, para referirnos al cabello dorado de la joven. 
o  Ya quebrando en aquellas perlas finas palabras dulces mil sin merecello. En esta proposición, es destacable la presencia de la Proposición subordinada adverbial de modo Sin merecello, proposición que nos sirve para referinos a que el yo poético es un aventajado por tener una mujer tan perfecta. 
o  Ya cogiendo … de espinas. 
§  Estas cinco primeras proposiciones subordinadas adverbiales de tiempo presentan una construcción en gerundio, construcción que nos sirve para mostrarnos el carácter actual de la situación, el frenesí de su sueño. 
o  Y destacable es la última subordinada adverbial de tiempo que  contiene dos coordinadas copulativas (mató mi gloria y acabó mi suerte) que nos muestran una oración bimembre (bimembración) para mostrarnos su estado actual de dolor. Además, encontramos otra subordinada adverbial de modo (hiriéndome los ojos), proposición que nos demuestra el dolor provocado por los rayos del sol. 
-      El último periodo oracional está formado por una oración compleja, cuyo GN/sujeto es Rayos siendo el resto de la oración el GV/PV, cuyo verbo principal es DEN. En torno a ese núcleo verbal encontramos una proposición subordinada adverbial condicional (Si el cielo ya no es e menos poderoso), para mostrarnos la benevolencia de Zeus, el cual perdona la afrenta de Apolo al despertarlo, que contiene una proposición subordinada advebrial de causa (por que no den los tuyos más enojos), donde se hace referencia a que el Dios del Sol ya ha sufrido las consecuencias de un rayo. 

Por lo tanto, en esta composición poética de Góngora, donde destaca un uso exhaustivo del hipérbato, especialmente en la última estrofa, encontramos un predominio de la estructura hipotáctica (predominio de la subordinación), puesto que al fin y al cabo, todo termina con el deseo de que le parta un rayo al culpable de estropear un intenso sueño. 

A continuación, seguiremos con el estuido del Plano Léxico-semántico de este soneto de Luis de Góngora. Para ello, siguiendo la terminología establecida por Isabel Paraíso, en su obra Comentario de textos literarios, señalaremos como palabra clave “Rayos”, aquello que quita la gloria y desea la muerte. En torno a esta palabra clave, podemos señalar una serie de campos semánticos que nos permitirán comprender mejor esta composición: 
-      En primer lugar, es preciso comentar el campo semántico de las Partes de una mujer (manos, cuello, cablello, labio…), que, como ya se ha indicado, sirve para hacer referencia al tópico literario del Descriptio puellae. 
-      También es preciso realizar un campo semántico relacionado con la luz (claro Sol, luz, cielo, rayos…), elemento que debe entenderse como símbolo de la muerte, aquello que arrebata la felicidad, aquello que hace que el yo poético culmine su encuentro. 

Dentro de la composición encontramos numerosas figuras de pensamiento, como son los casos de las metáforas (Claro sol envidiso) para referirse al dios Apolo o “si el cielo ya no es menos poderoso”, con el fin de hacer referencia al poder de Zeus, el empleo de hipérboles (Que amor sacó entre el oro de sus minas) para enfatizar la belleza de la joven, la gradación (besandon, anundándome, esparciendo, quebrando y cogiendo) hecho que sirve para deleitarse en el encuentro sexual. 

También es destacable el uso del simil o la comparación, “Como a tu hijo”, figura que alude al joven Faetón, figura que indica que le desea la misma muerte al Dios del Sol. 




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