Estimados Poeliteraria:
En esta entrada os proponemos un modelo de comentario de texto de un fragmento de la Égloga III de Garcilaso de la Vega.
Espero que os guste.
Atentamente,
Juan Miguel López León.
En esta entrada os proponemos un modelo de comentario de texto de un fragmento de la Égloga III de Garcilaso de la Vega.
Espero que os guste.
Atentamente,
Juan Miguel López León.
Estaba figurada la hermosa
Eurídice en el blanco pie mordida
en la pequeña sierpe ponzoñosa
entre la hierba y flores escondida;
descolorida estaba como la rosa
que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima los ojos ya volviendo,
de su hermosa carne despidiendo.
Figurado se vía extensamente
el osado marido bajaba
al triste reino de la oscura gente,
y la mujer perdida recobraba;
y cómo después de esto él, impaciente
por miralla de nuevo, la tornaba
a perder otra vez, y del tirano
se queja al monte solitario en vano.
El texto que vamos a comentar presenta las características
propias de la lírica, género literario que se caracteriza según Rafael Lapesa
por ser “el cauce de expresión del yo subjetivo del autor por el que se expresa
sus emociones, sentimientos o pensamientos que han marcado su alma.” Además, el
texto presenta una serie de intenciones comunicativas que se actualizan a
través de diversos recursos lingüísticos.
En el
plano del contenido diremos que estamos ante un texto compuesto por dieciséis versos
agrupados en dos estrofas de ocho versos cada uno. Esta estructura recibe el
nombre de Octava Real y fue introducida en España de la mano de Juan Boscán a partir de su conversación con Andrea
Navaggiero en el palacio de la Alhambra en 1526. Fue el autor catalán el
primero de nuestros poetas en publicar alguna obra bajo esta estructura,
concretamente su Octava Rima inspirado en la obra de Horacio. Sin embargo, es
Garcilaso de la Vega, quien, al igual que con los sonetos, elevará el nivel
hasta cuotas próximas a la perfección renacentistas con sus églogas. Durante el
Barroco será la obra de Luis de Góngora en 1613 con su “Fábula de Polifemo y
Galatea” quien bajo esta estructura dará inicio al culteranismo.
Volviendo
al texto, consideraremos como tema la pérdida de la amada reflejada en el mito
de Orfeo y Eurídice, por tanto es un poema en el que el dolor y la tristeza
predominan en sus versos. En lo que acontece intentaremos defender esta
temática apoyándonos en los diferentes planos lingüísticos. Pero antes,
dividiremos el texto en las siguientes partes:
- 1) Los versos 1-4, el yo poético nos sitúa en el momento concreto de la acción.
- 2) Los versos 5-8, se produce la despedida de los enamorados.
- 3) El marido intenta recuperar a su amada y para ello baja al “oscuro y triste reino”.
- 4) La amada es perdida totalmente por el amado y de ello se queda el amado al tirano.
Una vez dividido el poema consideraremos el siguiente
resumen: Eurídice una vez fallecida consuma su descenso al mundo de los
muertos. Sin embargo, su marido no contento con ello, intenta bajar a
recuperarla de nuevo aunque sin éxito ya que le pudo más las ansias de verla de
nuevo antes de abandonar el lugar.
En cuanto a las funciones del lenguaje que predominan estas
son según Roman Jakobson o bien Karl Buhler la función representativa y
referencial respectivamente (dado que , siguiendo la terminología de Flower y
Adams, estamos ante un narrador heterodiegético que narra el mito de Eurídice
desde un punto de vista externo en tercera persona pero que conoce todo de sus
personajes). También debemos mencionar la función poética del mensaje dada la
complejidad del texto y la selección de unos vocablos para mantener el ritmo y
musicalidad constante y por último la función metaliteraria, como subdivisión
de la metalingüística. Esto se debe a que en el periodo que nos abarca, el
Renacimiento, nuestros autores recuperan y actualizan los mitos griegos.
Así, vemos como el antropónimo de referencia mística,
Eurídice nos da cabida a recordar el mito de Orfeo y Eurídice, exactamente en
el momento en el que ella muere y él intenta recuperarla. Vemos también como las
demás características del Renacimiento están presentes:
El locus amoenus donde la naturaleza aparece de una manera idealizada con los sentimientos del autor (hierba, flor) y por supuesto, el mito de la amada que ya desde el siglo XV alcanzaba el estatus de ser superior, próximo a la divinidad, perfecta en todos sus sentidos ( hermosa carne, blanco pie). Más rasgos nos delatan que se trata de un texto renacentistas como el uso del color (blanco, descolorido, rosa) y por último esa concepción del hombre como centro del universo que merece disfrutar de una vida plena (recordemos las danzas de la muerte de la centuria anterior) en el que la muerte no se acepta con la misma filosofía que en la Alta y Baja Edad Media, sino que se intenta disfrutar de la vida y sus placeres. Esto se ve reflejado en los últimos ocho versos donde el marido intenta recuperar a su amada y ante la imposibilidad de ello se lamenta de su desgracia.
En el plano del contenido, intentaremos acercarnos a la concepción y sentimientos del autor, Garcilaso de la Vega, de la manera más objetiva posible. Seguiremos las teorías de Umberto Eco, en especial su concepción del lector ideal y el contenido de lectura para completar esta parte del comentario.
En el plano fonológico el estado de las grafías es prácticamente normativo aunque aun existe cierta vacilación en algunas formas verbales como “miralla (v.14), así como el empleo de ciertas palabras que no son empleadas hoy en día que aunque no alcanzan el rasgo de arcaísmos apenas tienen cabida en la sociedad ( sierpe , pezañoso, sazón, tornaba)
En cuanto al empleo de las curvas de intensidad nos llama la atención como el yo poético combina la posición proclítica del verbo (estaba figurada, figurado se veía, se queja del monte) y la posición enclítica (el osado marido que bajaba, la mujer perdida recobraba) dependiendo de la intención y del valor que desea que predomine en el verso.
Referente al plano fónico, vemos como el ritmo del texto es siempre el mismo, el endecasílabo, forma métrica considerada como la más perfecta debido a que es capaz de albergar una oración completa. Así, el ritmo estrófico yámbico con predominio de versos heroicos y melódicos acorde al tema de la pérdida de la amada, del dolor e impotencias con seis versos cada uno, mientras que los sáficos se reducen a cuatro.
Siguiendo con el ritmo del poema añadiremos el empleo de la rima ABABABCC que siguiendo a Dámaso Alonso y su estudio sobre las aliteraciones de los fonemas y su significado nos ayudarán a reforzar el sentimiento del tema. Vemos como la rima en – sa se abraza a todos los términos positivos del poema (hermosa, rosa) gracias al fonema alveolar fricativo sordo. Mientras que la rima en –ida se nos presenta de la manera más oscura y relacionado con el infinitivo (mordida, escondida).
Misma situación ocurre con la segunda estrofa: la rima en –nte muestra la dureza, el desespero y la fatalidad debido al empleo de la oclusiva dental sorda mientras que la rima en –aba se convierte en la esperanza e ilusión de recuperar a la amada gracias a la claridad del sonido bilabial oclusivo sonoro.
Mención especial merecen los dos pareados finales y cuya rima en –ndo está fuertemente influenciado por el tono sombrío de la vocal cerrada (volviendo, despidiendo, tirano, vano).
A modo de breve conclusión podemos mencionar como los versos endecasílabos heroicos (1,2,7,12,16) para mantener la tensión en contraposición con los melódicos (6,8,9,10,14,15) que otorgan la armonía, enlazan perfectamente con las aliteraciones de los fonemas rítmicos para mostrar esa agonía y mezcla de esperanza que posee el protagonista de la acción para poder recuperar a la amada.
Referente a las pausas rítmicas no encontramos grandes encabalgamientos que rompan el ritmo del poema. Así, en el verso 13º se produce un encabalgamiento sirremático suave que pone de manifiesto el ansia del amado por recuperar a la amada. Vemos como esta tendencia continua en los versos siguientes (14-15-16). Se produce pues, en los últimos cuatro versos el desenlace del contenido. Nuestro yo poético no es
capaz de continuar con la serenidad y precisión de los primeros catorce versos
y ante lo desgraciado de la situación los sentimientos se sobreponen a la
razón.
No
podemos acabar el comentario fónico sin mencionar dos datos más. En primer
lugar, las aliteraciones del sonido nasal sonoro, bien bilabial o nasal que se
repite en todos y cada uno de los versos del poema. Es pues un guiño al
misterio mitológico de un mundo de fantasía que se convierte en sombras. Misma
aliteración sufren los sonidos oclusivos sonoros que se asocian con la dureza,
la brusquedad y miedo. La parte positiva, la esperanza, la representa el sonido
fricativo alveolar sordo.
Por último, haremos referencia a las curvas tonales cuya
modalidad enunciativa es exclusivamente llana y por tanto, de entonación llana.
Referente
al comentario sintáctico, esta égloga está formada por dos grandes grupos
oracionales. El primero de ellos está formado por “la hermosa Eurídice estaba figurada en…….” Una oración simple en la
que predominan los complementos circunstanciales de lugar. Esta oración se une
por yuxtaposición con una oración compuesta subordinada adjetiva de relativo (que ha sido fuera de sazón cogida) que a
su vez se une por coordinación
copulativa mediante el nexo y.
El segundo grupo oracional estrófico está formado por una
oración compuesta subordinada adjetiva de relativo inserta dentro del sujeto (el marido que bajaba) unida por coordinación
copulativa con la oración simple (y la
mujer simple recobraba). Como ya
comentamos en el plano fónico, los últimos versos suponen un cambio en la
evolución del poema. Esto también ocurre en el plano sintáctico pues , donde
hasta entonces predominaba la hipotaxis sobre la protaxis, ahora la sintaxis se
vuelve más coloquial, menos racional y más, digamos, real. Así, alcanzamos un
fuerte grado de poliptoton a través de la yuxtaposición y la coordinación. Los
sucesos se amontonan, no hay lugar para la explicación ni los complementos pues
lo que realmente importa es la acción, como prueba hay cinco verbos (recobraba, miralla, tornaba, perder, queja)
en estos mencionados versos.
Concluiremos
este apartado reflejando como la sencillez del poema en ocasiones se ve en parte afectado por el hipérbaton y la
elipsis (y el ánima los ojos ya
volviendo, de su hermosa carne despidiendo). Por otra parte, el uso del poliptoton tan
marcado parece recordar por parte el autor aquellos poemas de origen épico que
por influencia del árabe recurrían al poliptoton para remarcar la angustia del
final de la composición y que tan frecuente será en nuestra literatura
medieval.
Para concluir debemos destacar la belleza, formalidad y
aparente sencillez del poema. Se trata pues, de una composición más fácil de
leer y de comprender que de escribir, característica esta del periodo
renacentista. Será esta sencillez explícita uno de los argumentos de peso que
los autollamados poemas llanos tomarán para intentar desprestigiar la corriente
culterana que se desarrollará durante el Barroco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario