27 de marzo de 2019

LOS GIRASOLES CIEGOS. SI EL CORAZÓN DEJARA DE LATIR.

Estimados Poeliteratos:

Hoy, 27 de marzo, nos centraremos en el estudio de la primera derrota, Si el corazón dejara de latir, de la obra de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos. 
Espero que os sirva de ayuda. 
Atentamente, 
Alejandro Aguilar Bravo. 

1ª Actividad. Actividad de inicio y motivación. Los girasoles ciegos (1ª parte) 

Descripción de la actividad. Visionado de los primeros quince minutos de la película de Los girasoles ciegos. Tras ello, se les pedirá a los discentes que elaboren un resumen del contenido del producto audiovisual. 

Recurso. El enlace de la actividad es el siguiente:
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 20 minutos.

2ª Actividad. Actividad de desarrollo y motivación. Exposición teórica.

Descripción de la actividad. Explicación teórica de la novela de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos.



Recurso. Enlace de la explicación. https://drive.google.com/file/d/186OEd6j3ckZ45bZFoM4z1FOayc_ASUu-/view?usp=sharing
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 10 minutos.

3ª Actividad. Actividad de desarrollo y motivación. Si el corazón dejara de latir.

Descripición de la actividad. Visionado de un producto audiovisual donde se resume el contenido de la primera derrota de la novela de Alberto Méndez, Si el corazón pensara dejaría de latir.


Recurso. El enlace del vídeo es el siguiente:
Agrupamiento. Actividad en gran grupo.
Tiempo estimado. 5 minutos.

4ª Actividad. Actividad de desarrollo y motivación. Fragmentos de una guerra interminable.

Descripción de la actividad. Lectura de un fragmento de la novela de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos, para trabajar los contenidos de la primera derrota, "Si el corazón pensara dejaría de latir".

FRAGMENTO. 

Sabiendo ahora lo que sabemos de Carlos Alegría, podemos afirmar que durante el tránsito entre las dos trincheras sólo escuchó el alboroto de su pánico. Todos los ruidos, todas las explosiones, todos los gritos, fueron absorbidos por el silencio de la noche. Madrid estaba al fondo como un escenario, salpicando la tibieza del aire con los perfiles de una ciudad apagada que la luna dibujaba a su pesar. Madrid se agazapaba.

Así comenzó la derrota del capitán Alegría. Durante tres largos años había observado a ese enemigo desarrapado y paisano, resignado a que otro ejército, el suyo, anonadara esa ciudad inmóvil, silenciosa, que había trazado sus límites al azar, tras unas trincheras desde las que hacía tiempo nadie esperaba un ataque. «La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad, se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivencias, en un ritual de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que muere, la víctima y su verdugo; ya sólo se habla la lengua de la espada o el idioma de la herida», escribió Alegría a su profesor de Derecho Natural en Salamanca dos meses antes de rendirse al enemigo.

Tres años dedicados a la intendencia con el rigor maniático del agrimensor, con la intransigencia del hijo único, para que nadie obtuviera un proyectil sin la orden oportuna ni a nadie le faltara el rancho para seguir combatiendo. Fueron también tres años escrutando la derrota con los prismáticos verdosos que su centro de Intendencia distribuía regularmente entre los estrategas de la guerra, entre los observadores del combate, entre los curiosos de la muerte. Los horrores que no vio se los habían contado.

Desde su adarve, observaba al enemigo, le veía ir y venir de la oficina al frente, del frente al taller, del ejército a la familia, de la rutina a la muerte. Al principio pensó que era un ejército sin alma de ejército y que por ello debería ser vencido. Con el tiempo, llegó a la conclusión -y así lo reflejó en sus cartas- de que era un ejército civil, «que es lo mismo que ser un ave subterránea o una alimaña angélica». Finalmente, viéndoles guerrear como quien ayuda al vecino a cuidar a un familiar enfermo, la idea de que eran hombres nacidos para la derrota convirtió a aquellos milicianos en un inventario de cadáveres. Siempre lleva las de perder el que más muertos sepulta.


  1. Establece la organización de ideas, de forma esquemática, de las ideas principales del texto. 
  2. Señala y explica la intención comunicativa del texto  y comente dos elementos de cohesión que te sirvan para reforzar la intención comunicativa señalada. 

Recurso. Fotocopia del texto. 
Agrupamiento. Actividad en gran grupo. 
Tiempo estimado. 10 minutos. 

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