Si nos detenemos a observar el lenguaje juvenil actual, pronto descubrimos que uno de sus grandes distintivos es el uso insistente, casi omnipresente, de la expresión “en plan”. Este pequeño comodín lingüístico ha pasado de ser una muletilla ocasional a convertirse en un marcador generacional, un signo de pertenencia al grupo y, para muchos, una forma de ordenar el discurso cuando las ideas parecen atropellarse.Pensemos en un ejemplo ficticio, pero nada descabellado:“Le digo a mi madre que salgo, en plan me voy a la calle en plan tranquilo. Meto en el bolso en plan todo lo que necesito para echar el día fuera y resulta que me dejo las gafas de sol nuevas que me costaron caras, en plan 60 euros o más”.Aunque inventado, cualquiera que haya escuchado una conversación entre adolescentes reconocerá la cadencia y el efecto. “En plan” es el nuevo chicle: se estira, se adapta a cualquier hueco y permanece en la boca de quienes lo mastican sin descanso.Ahora bien, que tenga utilidad comunicativa no significa que no resulte exasperante para muchos oídos adultos. Profesores, padres y hasta locutores de radio han manifestado su hartazgo ante el abuso de esta fórmula, que parece infiltrarse en cada frase hasta el punto de dificultar la claridad del mensaje. No obstante, la paradoja es que incluso los propios jóvenes —los máximos usuarios y defensores de “en plan”— reconocen el exceso y llegan a parodiarse a sí mismos, exagerando su uso con un guiño cómplice que revela una cierta conciencia lingüística.Desde una perspectiva sociolingüística, este fenómeno no es nuevo: cada generación ha tenido sus coletillas, sus expresiones emblemáticas, que cumplen una doble función. Por un lado, cohesionan al grupo, refuerzan la identidad juvenil y diferencian su habla de la de los adultos. Por otro, actúan como válvulas expresivas que ayudan a rellenar silencios, ganar tiempo para pensar o dar matices subjetivos al discurso. El “en plan” actual juega el mismo papel que en su momento jugaron los “¿vale?”, “tío”, o incluso los “¿me entiendes?” tan propios de décadas anteriores.La cuestión, por tanto, no es si “en plan” desaparecerá (porque lo hará, como todas las modas lingüísticas), sino cuándo y qué lo sustituirá. Mientras tanto, seguirá funcionando como seña de identidad, motivo de queja y objeto de burla a partes iguales. Y quizá esa sea la clave de su éxito: es tan útil como irritante, tan cotidiano como caricaturesco, y refleja mejor que nada la tensión constante entre la creatividad del lenguaje juvenil y la resistencia que este despierta en el mundo adulto.
1. Elabora el resumen del texto.
2. Establece la organización de ideas.
3. Señala la intención
- Fotocopia del texto.
- El enlace de la actividad interactiva es el siguiente: ¿Cómo vas de memoria, jovencito?
Objetivo
Que el alumnado identifique y experimente cómo cambia el lenguaje según:
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La situación comunicativa (diafásica)
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El grupo social o nivel sociocultural (diastrática)
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La procedencia geográfica (diatópica)
Desarrollo de la actividad
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Punto de partida: un mensaje común
“Quiero pedirle a alguien que me deje los apuntes de la última clase porque no pude asistir.”
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Trabajo por grupos
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Variedad diafásica:
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Registro formal (ejemplo: un correo al profesor)
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Registro coloquial (ejemplo: a un amigo en WhatsApp)
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Registro vulgar (ejemplo: lenguaje descuidado, con muletillas, tacos)
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Variedad diastrática:
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Adolescente de 16 años hablando con un colega.
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Persona adulta de nivel culto en un entorno académico.
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Trabajador con un nivel de instrucción bajo en un contexto laboral.
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Variedad diatópica:
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Estudiante andaluz.
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Estudiante gallego.
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Estudiante mexicano/argentino (o la región que prefieras trabajar).
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(Se pueden asignar una variedad a cada grupo o repartir todas en varias rondas, según el tiempo disponible).
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Dividimos la clase en grupos pequeños. Cada grupo recibe la instrucción de reformular ese mismo mensaje, pero con una variedad lingüística distinta:
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Puesta en común
Cada grupo lee en voz alta su reformulación. La clase analiza: -
¿Qué elementos cambian? (léxico, morfosintaxis, pronunciación imaginada, expresiones)
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¿Por qué se ha escogido ese registro o rasgo lingüístico?
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¿Qué efecto tiene el cambio en la comunicación?




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