21 de julio de 2015

ADAPTACIÓN TEATRAL. YO MATÉ AL CONDE DE ALFRED HITCHCOK.

1ª ESCENA
En mitad del escenario hay una armadura. Por la derecha aparece Alfred Hitchcok con un elegante traje de chaqueta.

ALFRED HITCHCOK:  ¡Buenas noches, damas y caballeros! Soy Alfred Hitchcok. La historia de esta noche tiene lugar en la vieja y feliz Inglaterra y se llama “Yo maté al Conde”. Cuando me pidieron que vistiera esta armadura, no me di cuenta de que fuera una invitación a que me invadiera la claustrofobia (Abre la tapa del casco y mira por ella) Vacía. Pero, ¿esto que significa? Bueno… ¡Qué empiece la función!




2ª ESCENA
Entra una sirvienta, Polly, a una hermosa habitación con una bandeja. Nada más entrar, pega en la puerta del dormitorio del Conde.
POLLY:  Conde Mathony, su té.
Abre la puerta. Después deja la bandeja en una mesa y corre las cortinas. Cuando viene a darse cuenta, el conde se hallaba dormido en un sofá.
POLLY: ¡Ah! Está usted ahí, demasiado bebido para llegar a la cama y ahora a dormir la mona. (Se acerca al conde) Conde Mathony, despierte señor, ya son las diez. (En ese instante se da cuenta de que el conde tiene una herida de bala y grita de espanto)

3ª ESCENA
Esta escena se desarrolla en la habitación donde se encontraron al cadáver del conde.
SEÑOR MARTIN: ¡Es horrible, horrible inspector! Que un inquilino se suicide en Auxley Fox, la publicidad, los comentarios…
INSPECTOR: (Interrumpiendo) Me temo que el Conde Mathony no se suicidó, Señor Martin, alguien lo hizo por él.
SEÑOR MARTIN: ¡¿¡Qué!?! ¿Cree usted que lo mataron? ¿En Auxley Fox? ¡Es horrible!
INSPECTOR: Señor Martin, sería usted tan amable de hablarnos sobre su antiguo inquilino, su domicilio anterior, su procedencia, negocios, amistades, ese tipo de cosas.
SEÑOR MARTIN: Si señor, podré sacarlo de nuestros registros, desde luego, pero me temo que no podré decirle mucho más sobre el conde. Sólo llevaba aquí tres meses. Que yo sepa, no tenía ocupación.
Aparece en escena Reich, el compañero del inspector.
REICH: La sirvienta, inspector. ¿Desea verla ahora?
INSPECTOR: Sí, hágala pasar (Sale de escena Reich y ahora se dirige al señor Martin) Espero que nos dé la información que haya en su registro.
SEÑOR MARTIN: Sí, evidentemente.
Sale de escena el señor Martin y entra Reich y la sirvienta Polly
REICH:  La señorita Polly Steven. La sirvienta de la planta es la que descubrió el cadáver, señor.
INSPECTOR: Ah, sí, gracias.
REICH: De nada, señor.
INSPECTOR: (Dirigiéndose a la sirvienta) ¿Quiere sentarse?
POLLY: Encantada.
INSPECTOR: Sabemos que está muy afectada y que hablar de ello le resultará desagradable, pero tengo que hacerles unas preguntas. Procuraré ser muy breve y usted no se ponga nerviosa.
POLLY: Uhm… lo dudo.
INSPECTOR: Bien (Pone cara de asombro) ¿Por qué no?
POLLY: He estado metida en tantos crímenes y tantos robos que ya estoy acostumbrada. Siempre pierdo mi empleo porque mi jefe ha sido detenido, asesinado o algo así. Por eso estoy trabajando ahora aquí.
INSPECTOR: Entiendo. Entonces ya sabrá lo que le voy a preguntar. Bien (pausa)
POLLY: ¿Cuándo vio al difunto por última vez? ¿Observó algo raro en él? ¿Qué amistades tenía? ¿Oyó usted alguna discusión?
INSPECTOR: (Con cara de pocos amigos) Bien, creo que ya son suficientes preguntas para empezar.
POLLY: Bien, la última vez que le ví fue anoche cuando vine a abrirle la cama sobre las nueve, como siempre, él llegó justo cuando yo me iba, borracho, como siempre. ¿Hablo muy rápido para usted?
INSPECTOR: No, no, continúe.
POLLY: De sus amistades nunca había nadie por aquí, cosa que no me extraña.
INSPECTOR: No le tenía mucha simpatía.
POLLY: No era amable y ya no diré más.
INSPECTOR: Entiendo. Dígame, ¿Había visto esto antes de ahora? (Le enseña la pistola del conde)
POLLY: Sí, es su pistola. La guardaba en el cajón del escritorio.
INSPECTOR: ¿Y cuando vino esta mañana, vio algún casquillo por casualidad en el suelo o en alguna otra parte?
POLLY: No, no ví nada.
INSPECTOR (Asiente)
POLLY: ¿Puedo ya seguir haciendo camas? ¡Ya voy muy retrasada!
INSPECTOR: Desde luego que sí. Gracias. Polly, ha sido de gran ayuda.
Sale de la escena Polly, la sirvienta del conde.
REICH: ¿Quiere hablar con otros inquilinos de la planta?
INSPECTOR: (Habla mientras busca un cigarrillo) No, será mejor acabar con el propietario.
REICH: Sí, señor (Le ofrece fuego al inspector)
INSPECTOR: Gracias (Le da una calada al cigarrillo) Así que este es su primer homicidio desde que salió de la academia, ¿verdad?
REICH: Sí, señor.
INSPECTOR: ¡Ah, muy bien! Será muy buena experiencia (Se sienta en un sofá) Ahora podrá comprobar que muchas de esas teorías aprendidas en la academia no sirven para nada en la práctica, pero no se preocupe por ello.
REICH: No, señor.
INSPECTOR: Sólo recuerde ser directo y perseverante y todo irá bien. Sé muy bien lo que digo (se ríe) tengo un buen record de casos, doce homicidios hasta ahora y once condenas.
REICH: Eso es estupendo (pausa) Señor, ¿Qué es lo que ha ocurrido exactamente?
INSPECTOR: Repasemos lo que tenemos hasta el momento (una vez dicho esto, se levanta el inspector del sofá)
REICH: Sí, señor. (mira sus apuntes) La hora de la muerte, según el doctor Touch, debió de ser entre las doce y las dos de la madrugada. Causa de la muerte, herida de bala en la sien a muy corta distancia, seguramente de la pistola encontrada aquí (señala en el suelo) y que pertenecía al difunto conde. Su billetera ha sido encontrada aquí (señala en otro lado del suelo) con restos de sangre lo mismo que uno de los billetes, señor.
INSPECTOR: Una buena prueba diría yo.
REICH: Sí, sí, las huellas del asesino.
INSPECTOR: Pues claro, Reich.
REICH: Esta borla o lo que sea (se encuentra encima de una mesa) parece arrancada de una cortina o de un sillón, pero no pertenece a nada de lo que hay aquí.
INSPECTOR: Déjeme ver.
REICH: La lámpara caída en el suelo y creo que eso es todo.
INSPECTOR: Pero nos falta el casquillo.
REICH: Exacto.
INSPECTOR: Es extraño, Reich, una billetera, un disparo de pistola y sin casquillo.
REICH: ¿Puedo enviar la billetera y la pistora a Scotland Yard?
INSPECTOR: Sí, que vean si tenemos antecedentes de esas huellas y en cuanto el forense tenga la bala que compruebe si pertenece a esa pistola.
REICH: Sí, señor.
El inspector se pasea por la habitación y encuentra una carta. Antes de que Reich se marche se la lee.
INSPECTOR: Escuche esto, Reich. “Lord Sorrington ruega al Conde Mathony que considere la invitación a la cena anteriormente prevista para el lunes diecisiete, definitivamente cancelada” (pausa) Así que Lord Sorrington conocía al conde Mathony.
REICH: No parece agradarle mucho, señor.
INSPECTOR: No (pausa) Llámele por teléfono, su número está ahí arriba.
REICH: Sí, sí (coge la carta) ¡Qué raro, señor!
INSPECTOR: ¿Qué pasa?
REICH: Está fechada el día uno hace tres días, pero el matasellos es de ayer.
INSPECTOR: (Mira atentamente la carta) Es cierto. Me pregunto por qué.
Pegan a la puerta.
INSPECTOR: Pase.
Entra el Señor Martin. Mientras tanto, Reich llama por teléfono a Lord Sorrington.
SEÑOR MARTIN: Esta es la dirección anterior del conde en Roma.
REICH: (Por detrás del Señor Martin y el Inspector) Lord Sorrington (pausa) gracias.
INSPECTOR: (Dirigiéndose al Señor Martin) ¿Algo más?
SEÑOR MARTIN: Verá, no tenemos muchas referencias desgraciadamente. Siempre pagaba el alquiler por adelantado y no daba problemas.
INSPECTOR: De acuerdo. Por cierto, Señor Martin, ¿está ocupado el piso de al lado?
Interrumpe en este momento Reich
REICH: Un momento, le he localizado en su despacho, señor.
Toda esta intervención se realizará por teléfono.
INSPECTOR: Bien (coge el teléfono) Oiga, el Inspector Davidson de Scotland Yard. Quería hablar con Lord Sorrington (Pausa) No, no, lo siento, tendrá que interrumpirle (pausa) Lord Sorrington, soy el inspector Davidson de Scotland Yard, le llamo para comunicarle que un amigo suyo ha sufrido un accidente, el Conde Mathony.
LORD SORRINGTON: ¿Quién ha dicho? Debe de haber un error. No conozco a ese hombre.
INSPECTOR: ¿Está seguro? ¿Cómo díce? (Pausa) Podría acercarse a la dirección del Conde en Auxley Fox.
LORD SORRINGTON: No puedo, tengo una reunión muy importante en unos minutos.
INSPECTOR: Debe venir.
LORD SORRINGTON: (Pausa) Bien, si insiste, tardaré una hora en llegar aproximadamente.
INSPECTOR: Procuraremos ser breves, señor (cuelga el teléfono). (Mirando a una puerta, ahora se dirige al señor Martin) Oiga, ese piso, he notado que el cerrojo no está echado por este lado, ¿es eso verdad?
SEÑOR MARTIN: No, señor. Ha sido siempre una gran preocupación para mí. En una ocasión hubo un gran escándalo. Eso tuvo lugar antes de que yo llegara.
INSPECTOR: Sí, claro. ¿Y está ocupado ahora?
SEÑOR MARTIN: Sí, en cierto modo.
INSPECTOR: ¿Cómo que en cierto modo?
SEÑOR MARTIN: Por un caballero llamado Ruppert Everet. Me temo que también es bastante misterioso. Reservo el piso hace dos semanas por correo y pago el alquiler de una semana.
INSPECTOR: ¿Sólo de una?
SEÑOR MARTIN: Sí, sí. Los pisos amueblados también se alquilan por semanas. Creí que sólo se quedaría una semana. Pero al viernes siguiente me volvía a encontrar el importe de una semana en un sobre.
INSPECTOR: ¿Qué aspecto tenía?
SEÑOR MARTIN: Que yo sepa, nadie le ha visto. Salvo el ascensorista Ballet. La primera noche. Polly limpia todos los días y siempre se encuentra todo intacto.
INSPECTOR: Vaya.  Me gustaría hablar con el señor Ruppert si se encuentra ahora.
SEÑOR MARTIN: No lo sé, señor.
Salen de la habitación.
INSPECTOR: Señor Martin, ¿qué otros inquilinos hay en esta planta?
SEÑOR MARTIN: En esta sala se encuentra el señor Ruppert. En este piso, no hay nadie ahora. Hay dos señoras en esa otra sala y esto otro está desalquilado.
REICH: Les pedí que no salieran hasta que usted le interrogará. Una de ellas trabaja en el teatro, es bailarina. La señorita Monique
INSPECTOR: Bien , Reich.
Pegan en la habitación de Ruppert varias veces.
INSPECTOR: Ábrala.
Abre la puerta el señor Martin. Entran a la habitación y encima de la mesa se encuentran un sobre, el cual lo abren.
INSPECTOR: El alquiler de otra semana. De modo que estuvo aquí anoche.
REICH: Mire, inspector. Aquí está el casquillo.
INSPECTOR: Es cierto, vamos atando cabos.
SEÑOR MARTIN: ¿Qué es eso? ¿Qué significa?
INSPECTOR: Significa que no volverá a ver al señor Ruppert por lo menos como inquilino.
SEÑOR MARTIN: Quiere decir que él mató al conde, un inquilino mató a otro inquilino.
INSPECTOR: Si no fue él, tendrá que responder a preguntas muy delicadas.
Abren la puerta que se halla justo al lado de la del conde.
INSPECTOR: Bien, si disparó desde aquí, el casquillo puede haber salido despedido hacia atrás.
REICH: Mire esto, Inspector.
INSPECTOR: ¿Qué?
REICH: Es una carta dirigida al señor Bernard K. Freud. “Querido señor Freud: tengo que repetirle que no tengo nada que hablar con usted. No deseo verle ni en mi piso ni en mi… ¡Caramba! Se detiene y hay un espacio y luego continúa… “Freud ha entrado en mi cuarto. Le veo por el espejo. Tiene una pistola. Si me ocurriera algo sabrá que…” Eso es todo.
INSPECTOR: Déjeme ver.
REICH: Será Bernard K. Freud, el famoso jugador de Polo, el de las carreras.
INSPECTOR: (Coge el teléfono) Póngame en seguida con el hotel Donchester.
Mientras espera, se dirige a Martin.
INSPECTOR: Sr. Martin, puede volver a sus obligaciones cuando quiera. Cuando pueda dígale a Clinton que entre.
SEÑOR MARTIN: Sí, lo haré encantado
Sale de la escena el señor Martin.
INSPECTOR: (Por teléfono) Hotel Donchester, se aloja el señor Bernald K. Freud en su hotel. (Pausa) Ah, sí (Pausa) Muy bien, gracias (Cuelga el teléfono) Se aloja allí y no se marchará hasta mañana. (Pegan a la puerta) Adelante.
Entra en escena el otro policía, Clinton.
INSPECTOR: (dirigiéndose a Clinton) Ah, Clinton, que le acompañe alguien y vaya enseguida al hotel Donchester y vuelva con el señor Bernald K. Freud.
CLINTON: ¿Bernald K. Freud?
INSPECTOR: Sí, dígale que no es importante, pero tráigale.
Asiente Clinton y sale de la escena.
INSPECTOR: (Risas) Nos ha costado mucho (dirigiéndose a Reich)
REICH: Piensa que Ruppert y Bernald K. Freud son la misma persona, que es el asesino.
INSPECTOR: Me parece bastante evidente, ¿no cree? Aunque tenemos que demostrar que Freud es Ruppert, así que manos a la obra (Pausa) Bien, el ascensorista de noche, Ballet, tiene que ser el siguiente.


4ª ESCENA
En la habitación del Conde se hallan el inspector, Reich y a Andy, un sirviente.
REICH: Ballet, el ascensorista, no está aquí ahora, señor. Esperaremos, vive aquí, a la vuelta de la esquina.
INSPECTOR: Bien, buscamos a alguien que conozca al señor Ruppert, vive aquí al lado, ¿lo conoce, puede identificarlo?
ANDY: No
INSPECTOR: Gracias (pausa) ¿No conocerá por causalidad a Bernard K. Freud, un americano?
ANDY: Si le conozco, a ese si le conozco, vino una tarde, hace unas semanas. Le recuerdo porque cuando le dije que el Conde no estaba, me dijo que sí que estaba pero que tenía miedo de recibirle.
INSPECTOR: ¿Podría identificarlo?
ANDY: Sí, señor, podría hacerlo.
INSPECTOR: Es todo, gracias.

5ª ESCENA
En la misma habitación se encuentran Polly, Reich y el inspector.
POLLY: No vi al señor Ruppert ni por la mañana ni por la tarde, tampoco habría sabido que estuvo aquí, salvo por el sobre del otro día.
INSPECTOR: ¿Y suele hacerle la cama tanto si viene como si no?
POLLY: Sí, señor.
INSPECTOR: ¿A qué hora?
POLLY: A las nueve, al irme a casa.
INSPECTOR: ¿Se fijó al entrar anoche si el dinero del alquiler estaba en la mesa?
POLLY: Sí, señor. Sí me fijé y no estaba.
INSPECTOR: Gracias, Polly, eso es todo por ahora.
Pegan a la puerta. Sale de la escena Polly y le informan a Reich de que ha llegado el ascensorista, Maleck.
REICH: Ha llegado Maleck, señor
Entra en escena Maleck.
INSPECTOR: Maleck, ¿eh?
MALECK Sí, señor.
INSPECTOR: ¡Qué raro!
MALECK: ¿Qué tiene de raro?
INSPECTOR: Nada, me parece que he visto su cara por alguna parte.
MALECK: Yo no he visto la suya.
INSPECTOR: ¿Usted es el ascensorista del turno de noche?
MALECK: Sí, señor.
INSPECTOR: ¿Y acompañó a Ruppert al piso de al lado?
MALECK: Sí, señor.
Pegan a la puerta. Se dirige Reich a ella y le comunican algo
INSPECTOR: ¿Le reconocería si lo volviese a ver?
MALECK: Sí, señor.
INSPECTOR: Bien.
REICH: Disculpe, señor, ha llegado Bernald K. Freud.
INSPECTOR: (Dirigiéndose a Maleck) Entre en esta habitación, continuaremos después nuestra conversación.
BALLET: De acuerdo.
Sale de la escena Maleck.
INSPECTOR: Espere Reich (Incorpora la carta en una máquina de escribir) Hágale pasar.
REICH: Pase señor Freud.; Detective Reich de Scotland Yard. El inspector Davidson le gustaría hacerles unas preguntas.
FREUD: Mucho gusto. A mí también me gustaría hacer unas preguntas. Para empezar, ¿qué significa todo esto? Me voy al continente esta tarde y no tengo tiempo para bromas.
INSPECTOR: No gastamos bromas en Scotland Yard, señor Freud. Sólo queremos preguntarles por un conocido suyo, el Conde Mathony.
FREUD: ¿El conde qué?
INSPECTOR: El Conde Víctor Mathony, señor Freud.
FREUD: Lo siento, no sé quién es.
INSPECTOR: Tal vez debería decirle que uno de los sirvientes de este edificio podría reconocerle, señor Freud, ya que usted vino una tarde y afirmó que el conde tenía miedo de recibirle, ¿quiere que le llame?
FREUD: (Con cara de asombro) No hace falta. Lo conozco. No quería que me identificaran con él. Eso es todo. se trata de un personaje indeseable. Vine una tarde para cobrar una deuda de juego, pero fue inútil.
INSPECTOR: ¿Y por qué vino anoche?
FREUD: ¿Qué? No lo hice. Esa fue la única vez
INSPECTOR: ¿Y no ha alquilado el piso de al lado a nombre de Ruppert?
FREUD: Claro que no, ¿por qué iba a hacerlo?
INSPECTOR: Sería tan amable de leer esto.
FREUD: Claro (lee la carta que le pasa el inspector) ¿Por qué no me dijo que tenía esta carta?
INSPECTOR: Así que estuvo aquí anoche.
FREUD: Parece bastante evidente.
INSPECTOR: Sí, desde luego que lo es, señor Freud. En realidad parece ahora todo evidente, indiscutible diría yo. El conde fue asesinado anoche.
FREUD: Sí, lo sé. Yo lo maté.

6ª ESCENA
Siguen en la misma escenario Freud, el inspector y Reich.
FREUD: Yo lo maté.
INSPECTOR: ¿Quiere hablarme de ello? Aunque no está obligado a hacer una declaración. Debo advertirle que todo lo que diga constará por escrito y puede utilizarse en contra suya.
FREUD: ¡Ya, ya, qué más da! Estoy perdido, con esta carta y todo lo demás.
INSPECTOR: Me temo que sí, además de esta carta, está el alquiler del piso de al lado de Ruppert, el casquillo de allí…
FREUD: Espere un momento, ¿qué es todo eso de Ruppert? Yo no sé nada de él, no del piso de al lado ni de nada más. Creo que está equivocado, Inspector.
INSPECTOR: ¡Ah, sí! Eso lo averiguaremos ahora (Abre la puerta) Pase, Ballet (entra en escena Ballet) ¿quiere mirar bien a este caballero? (Pausa) ¿Y bien?
MALECK: ¿Y bien qué?
INSPECTOR: ¿Le ha visto antes?
MALECK: No,  no lo he visto nunca.
INSPECTOR: Entonces, ¿él no es Ruppert?
MALECK: Ni se le parece. El señor Ruppert es todo un caballero.
INSPECTOR: Sí, pero… (llaman por teléfono) ¿Diga? (Pausa) ¡Ah, sí! (Pausa) Muy bien (Cuelga) Señor Freud, me temo que tendrá que disculparme un momento, no tardaremos. ¿Quiere seguirme, por favor? (Abre la puerta y se encuentra a Clinton, otro compañero de policía) Clinton, acompañe al señor Freud al piso vacío de este pasillo.
CLINTON: Bien, señor. Sígame.
Se van de la escena Clinton y Freud.
INSPECTOR: Puede irse, Ballet, pero no abandone el edificio.
MALECK: Sí, señor.
Sale Maleck de escena y entra Lord Sorrington
INSPECTOR: Lord Sorrington.
LORD: Sí.
INSPECTOR: Soy el inspector Davidson. Ha sido muy amable al venir,  señor.
LORD: Siento haberle hecho esperar. Debo saber de qué se trata.
INSPECTOR: ¿Quiere sentarse, señor?
LORD: Gracias.
INSPECTOR: Espero no haberle ocasionado muchas molestias, Lord Sorrington. De haber sabido antes lo que sabemos ahora tal vez no habría sido necesario de que viniera. Sin embargo, ya se ha venido, sólo queremos preguntarle por lo que sabe del Conde Mathony. Verá, fue asesinado.
LORD: Ya se lo dije, inspector. No conozco a ese hombre.
INSPECTOR: Seguro que tiene una buena razón para decir eso, sin embargo (le enseña una cara y de fondo pegan a la puerta y Reich va a ver)
LORD: ¿Cómo ha llegado a sus manos?
INSPECTOR: Llego en el correo de hoy, pero fue escrita hace dos semanas.
LORD: Veo que está muy informado. Bueno, es cierto que conocí a ese hombre, aunque superficialmente. Pero comprenderá que me mostraba reacio cuando me relacionaran con él. Sobre todo si Scotland Yard interviene en ello, porque siempre se piensa que algo malo ha debido ocurrir.
INSPECTOR: Le entiendo perfectamente. Entonces no puede contarnos nada de él.
LORD: No, me temo que no. Bien, si eso es todo.
REICH: Perdone, señor, me disculpa un momento (le dice algo al inspector al oído)
INSPECTOR: ¿Está seguro?
REICH: Me temo que sí
INSPECTOR: Bien, hágale pasar.
REICH: Enseguida.
INSPECTOR: Ha surgido algo que nos obliga a retenerlo un momento. Espero que no le moleste.
LORD: No, no pasa nada.
Entran en escena Maleck y Clinton
INSPECTOR: Maleck, dice usted que este caballero es el señor Ruppert.
MALECK: No tengo ninguna duda, señor. Es él. (se dirige a Lord Sorrington) ¡Buenos días, señor!
LORD: ¿De qué está hablando?
INSPECTOR: Ruppert, señor, es el hombre que alquiló el piso de aquí al lado.
LORD: Este hombre está loco
INSPECTOR: ¿Está seguro, Maleck?
MALECK: Claro que lo estoy. Como voy  a confundir a un hombre como éste.
INSPECTOR: Muy bien, gracias.
Salen de la escena Maleck y Clinton.
LORD: Oiga, inspector, no sé que significa todo esto, pero este hombre miente.
INSPECTOR: Me temo que no, señor, usted es inconfundible y, además, por qué iba a mentir.
LORD: De acuerdo. Yo alquilé el piso. Oiga, inspector, usted es un hombre de mundo, ¿hay algo de malo en ello?
INSPECTOR: Nos resulta algo indiscreto alquilar un piso al lado de alguien que usted conocía.
LORD: Pura coincidencia. Yo ignoraba que el Conde Mathony tuviera un piso en el mismo edificio y mucho menos (mientras habla, el inspector saca una carta, la cual le enseña) ¡¿¡mi carta!?!
INSPECTOR: Sí. No ha sido sincero conmigo. Ahora quiero que me cuente todo lo que sepa sobre el hombre asesinado.
LORD. Bueno, averiguará la verdad antes o después, así que será mejor admitirlo.
INSPECTOR: ¿Admitir qué?
LORD: Yo lo maté.
INSPECTOR: ¿Usted mató a quién?
LORD: Yo maté a Mathony.
INSPECTOR: Pero, ¡eso es imposible! ¿Usted lo mató? ¿Está seguro?
LORD: Sí, eso es, yo maté al Conde.
Sin poder creérselo, el inspector se sienta con cara de asombro

7ª ESCENA
En mitad del escenario vuelve a aparecer Alfred Hitchcok.
ALFRED HITCHCOK: ¡Pobre inspector Davidson! No me extrañaría que después de este caso se retirase. Dos personas, el señor Freud y Lord Sorrington, se han confesado culpables de cometer el mismo asesinato. ¿Podrá nuestro inspector resolver este caso? Espero que les esté gustando este relato, el cual sigue a continuación.

8ª ESCENA
LORD: Verá, inspector, Mathony estaba casado con mi hija Helen.
INSPECTOR: ¡Oh, no! ¿De veras, señor?
LORD: Ella estudiaba aún enfermería cuando la conoció. Era muy joven y él debía ser atractivo. Helen no supo la clase de hombre que era hasta después de casarse, pero tardó poco en darse cuenta: bebedor, disoluto. No comentaré detalles innecesarios. Helen aguantó mientras pudo, pero al final volvió a casa.
INSPECTOR: ¿Cuándo fue eso?
LORD: Hará poco más de un año.
INSPECTOR: De acuerdo. Continúe.
LORD: Entonces supimos la verdad de su matrimonio y horrorizados como había cambiado mi pobre hija. Una chica joven, alegre y risueña se había convertido en una neurótica. Pero si solo hubiese sido eso no habría sido tan horrible. Con el tiempo había recuperado la salud. Tenía un hijo por el que vivir, seis meses tiene ahora. Pero Mathony la siguió hasta aquí. Usted puede ser que no tenga noticias de ello, pero mi esposa falleció recientemente.
INSPECTOR: No lo sabía, mis más sinceras condolencias.
LORD: Era frágil, más débil que la mayoría de nosotros para poder soportar una cosa así. El estrés y la enfermedad de Helen le provocó una terrible enfermedad. Cuando Mathony llegó aquí queriendo volver con Helen y amenazándonos con llevarse al niño privándole de su custodia, aquello la mató.
INSPECTOR: Comprendo bien su amargura, pero (le interrumpe)
LORD: (Interrumpiendo) Las dos personas que más quería en el mundo. Mi esposa está muerta y mi hija sin otro futuro que la desgracia, (pausa) así que le maté.
INSPECTOR: Entiendo. ¿Podría contarnos como ocurrió?
LORD: Para empezar alquilé el piso de al lado. Durante dos semanas estuve escuchando sus movimientos a través de las puertas y así supe que volvía completamente ebrio a partir de las once de la noche. Un ascensorista venía después y lo metía en la cama. Pero no los jueves. Así que anoche cuando ya no se oían ruidos en el exterior, descorrí el cerrojo, abrí las puertas y entré. Traía mi pistola con un silenciador. Estaba en el sofá. Lo levanté. Cuando despertó se horrorizó al verme. Acto seguido nos enzarzamos en una terrible pelea. Y en mitad de ella, la pistola se disparó, matando al conde. Arrastré el cuerpo hasta el sillón y lo coloqué en frente de la ventana. Y eso es todo. Tuve miedo de que se hubiera oído el disparo así que no encendí las luces de mi piso y por eso no vi el casquillo. Al poco tiempo me acordé pero ya era demasiado tarde, había dejado la pistola y ya no podía volver al piso de Mathony para recogerla. Supongo que la habrán encontrado también.
INSPECTOR: No, no la hemos encontrado (Pegan a la puerta) Pase.
Entra Peter, el policía que se encarga de las huellas digitales.
PETER: ¿Me había llamado señor?
INSPECTOR: Sí, gracias. (dirigiéndose a LORD) Me gustaría tomarle las huellas ahora señor.
LORD: Supongo que deben hacerlo
PETER: La mano izquierda primero, señor.
Le empieza a tomar las huellas
INSPECTOR: Durante el forcejeo con el Conde, ¿vio si su billetera se cayó al suelo?
LORD: No lo ví, pero pudo haber ocurrido en la oscuridad.
Termina de tomarles las huellas y entra REICH
INSPECTOR: ¿No la recogió del suelo?
LORD: No
REICH: Disculpe, señor. Aquí está la pistola tal y como dijo
INSPECTOR: ¿Es suya?
LORD: Sí, tiene mis iniciales.
INSPECTOR: Sí, así es. Debe entender que con lo que me ha contado debo detenerlo.
LORD: Lo entiendo, inspector.
El inspector abre la puerta y se dirige a CLIPTON.
INSPECTOR: Clipton, hay otro piso vacío aquí en la planta, lleve allí a Lord Sorrington, puesto que está detenido. (Dirigiendose a Lord) Le agradezco su colaboración.
LORD: De nada, inspector.
INSPECTOR: (Dirigiéndose ahora a Peter) Peter, avíseme en cuanto sepa si las huellas de Freud o de Sorrington son la de los billetes.
PETER: Entendido, señor. (Se va de la habitación)
Cierra la puerta.
INSPECTOR: Uff, una historia muy convincente, ¿no cree?
REICH: Me apuesto lo que sea que el asesino es Lord Sorrington
INSPECTOR. No es un tema para apostar.
REICH. Es cierto señor.
INSPECTOR. Es una pena, podría haber sido el americano.
Suena el teléfono.
INSPECTOR: (lo coge) Sí (pausa) soy yo (pausa) sí (pausa)  bien (pausa) ejem (pausa) ¿qué? (pausa) ¿lo era? (pausa) entiendo. (Cuelga el teléfono) la bala que mató al conde fue disparada por su propia pistola, no hay ninguna otra huella dactilar de interés y había restos de piel en las uñas del conde, por lo que arañó al asesino mientras se defendía.
Sale y busca a CLIPTON.
INSPECTOR: Clipton, compruebe si Lord Sorrington tiene señales de arañazos por su cuello o por su cuerpo.
CLIPTON: de acuerdo, señor
El INSPECTOR y REICH entran en la habitación en donde se encuentra FREUD.
INSPECTOR. Enséñeme las manos.
FREUD. Claro
INSPECTOR: las muñecas (lo comprueba) ¿puede enseñarme el cuello? ( lo hace) Gracias
FREUD: de nada.
INSPECTOR: ¿usted dijo que había matado al conde mathony
FREUD: si, así es
INSPECTOR. Dígame por qué
FREUD. Supongo que lo cabrá averiguando, lo maté por su esposa.
INSPECTOR: ¿su esposa?
FREUD. Verá, yo estoy enamorado de ella. No vivía con el cuando la conocí. Ya estaba en Inglaterra. ¡No me extraña que la abandonara! ¿quiere qué le cuente algunas cosas que le hacía?
INSPECTOR: no hace falta, seguro que serán cosas que usted no aprobaría.
FREUD. Exacto. Él la siguió hasta aquí desde Italia intentando que volviera otra vez con él. No tiene el divorcio y no puede conseguirlo ni aquí ni en Italia si el no se lo concede. Tiene un bebé, un niño
INSPECTOR. Que amenazó con quitarle.
FREUD. Sí, así es. ¿Cómo lo sabe?
INSPECTOR. No se preocupe. Siga con su historia.
FREUD. Le dijo que si no volvía con él, reclamaría su custodia amenazándole de una serie de barbarides, y lo haría, no podía demostrar nada, pero eso no lo detendría y empezó a remover papeles y presentar querellas, era todo un escándalo, pero sabe una cosa
INSPECTOR. ¿qué?
FREUD. Estaba loco. Helen le odiaba. Pero el quería obligarla volver con él para seguir torturándola. A mí no quería verme, me tenía verme. Así que le escribí, le ofrecí una gran cantidad de dinero si le concedía el divorcio, le dije que si no lo hacía le mataría. Pero no me contestó.
INSPECTOR. Y entonces le mató.
FREUD: No fue así exactamente. Verá, lo que sucedió fue… sólo quería asustarle y recuperar mi carta, no debería haberle escrito nunca. Sería horrible si se diera a conocer en cualquier juicio.
INSPECTOR. Es cierto.
FREUD. Una noche me acerqué por aquí y vi que había un duplicado de las llaves en la conserjería. Anoche, mientras subía el ascensor, cogí las llaves de este piso y subí por la escalera.
INSPECTOR. A qué hora fue eso?
FREUD. Sobre la una, más o menos. Tenía una pistola, pero no estaba cargada. Solo quería asustarle. Entonces entré con sigilo en su habitación y lo ví que estaba escribiendo a máquina. Poco a poco fui acercándome a él hasta apuntarle con la pistola en la cabeza. Se asustó bastante. Al momento le pedí que le devolviera mi carta, pero se negó en un primer momento. Después me comentó que tenía una llave en un estante, una llave que abría el cajón donde estaba la carta. De repente cogió una pistola y se abalanzó sobre mi. En el forcejeo se disparó la pistola y se mató. Tuve tanto miedo de que viniera alguien que no encendí la luz, no me imagineé que iba a ocurrir eso. Solo recuerdo que me llevé la pistola porque me encontré con ella, pero me olvidé de la carta. Supongo que la habrán encontrado.
 INSPECTOR. No, aún no hemos registrado todas sus pertenencias.
REICH. ¿Cree que la llave del cajón puede seguir estando allí?
INSPECTOR. Vamos a comprobarlo. (lo comprueban) Aquí está. (Se dirige a donde estaba la carta y abre el cajón, coge la carta, y empieza a leerla) Comprendo que quisiera recuperarla.
FREUD. Tal vez hubiese sido mejor que se la quedara.
INSPECTOR. Y se la guardara, verdad (sigue leyéndola) Señor Freud, usted vio si la billetera del conde se cayera al suelo.
FREUD. No, inspector.
INSPECTOR. Ni tampoco la vio en el suelo ni la recogió.
FREUD. No, ¿por qué?
INSPECTOR. Tendrá que seguir esperando en ese piso vacío.
FREUD. De acuerdo, pero ¿por qué esa espera?
INSPECTOR. ¡¡¡Porque no lo entiendo!!!
FREUD. Ya tiene a su hombre, ¿no? ¿A qué espera?
INSPECTOR. Tiene usted ganas de ir pronto al patíbulo, señor Freud.
FREUD. Sólo quiero terminar esto cuanto antes.
El INSPECTOR abre la puerta por donde sale el señor FREUD y se dirige a CLIPTON, el cual está en la puerta.
INSPECTOR. Clipton.
CLIPTON. ¿qué hay señor?
INSPECTOR. ¿Qué hay de lord Sorrington, tiene arañazos?
CLIPTON. No, señor. Ni rastro de marcas en su cuerpo.
INSPECTOR. Eso es todo.
CLIPTON. Bien señor.
Sale CLIPTON de la escena.
INSPECTOR. Lord Sorrington tampoco tiene arañazos.
REICH. Ha sido muy desconsiderado, verdad, señor. ¿quién de ellos miente? ¿Lo tiene claro?
INSPECTOR. Claro que no. Quite eso de ahí, reich. Maldita sea. Nunca había tenido a dos sujetos que compitiesen por ser el asesino
REICH. Eso es lo fantástico, señor. Cada caso es totalmente distinto.
INSPECTOR. Llegaremos al fondo del asunto, tal vez nos cueste un poco más de trabajo, pero llegaremos al fondo del asunto, ya lo verá.
REICH. Como los viejos sabuesos, verdad.
INSPECTOR. (lo mira con asco) Ya lo veremos. Encárguese de los demás inquilinos y lléveles algo de comer.
REICH. Sabe una cosa, señor
INSPECTOR. ¿Quééééé?
REICH. Que tenemos demasiadas pruebas
INSPECTOR. ¡Qué demonios! ¡Cómo vamos a tener demasiadas pruebas! (en este momento REICH le enseña su libreta) Vaya por dios, tenemos demasiadas…

9º ESCENA.
LULÙ ROGERS, REICH y el INSPECTOR.
En la misma habitación
REICH. Señor inspector, la señorita Lulú Rogers. Señorita Lulú, el señor Davidson.
INSPECTOR. ¿Cómo está señorita Rogers?
LULÙ. Mucho gusto.
INSPECTOR. Siento molestarla. No la entretendré mucho. Le apetece una taza de té.
LULÙ. No gracias.
INSPECTOR. Creo que acaba de llegar a Londres, ¿no?
LULÚ: Sí, es verdad.
INSPECTOR. ¿Dónde vivía antes?
LULÚ. Mi familia vivía en Lincoln street.
INSPECTOR. Está bien. Señorita Rogers, anoche encontraron muerto a un hombre en esta habitación.
LULÚ. ¡Qué horror!.
INSPECTOR. Era el conde mathoni, un hombre alto, con pelo largo y perilla. Le vio alguna vez?
LULÚ. No, la verdad que no.
INSPECTOR. ¿Qué hizo anoche?
LULÚ. Estuve en mi cuarto. Estaba muy cansada para arreglarme y pedí que me subieran la cena. Luego leí un rato y me fui a dormir.
INSPECTOR. ¿A qué hora fue eso?
LULÚ. Sobre las diez y media.
INSPECTOR. ¿No se despertó por la noche? ¿no oyó un disparo?
LULÚ. No, no oí nada.
INSPECTOR. Eso es todo, señorita Rogers.
LULÚ. Lamento de no haberle sido de mucha ayuda.
LULÚ sale de escena.
INSPECTOR. De ninguna ayuda. (bebe un poco de té) ¿quién es el siguiente?
REICH: La señorita Smith.
INSPECTOR. Ah, sí, la bailarina. Dígale a Clipton que la haga pasar.
REICH. De acuerdo, inspector (con cara de pocos amigos)
INSPECTOR. Reich, le gustaría entrevistar a la señorita Smith.
REICH. Sí, señor.


10ª ESCENA
Entran REICH y la señorita SUSAN SMITH.
REICH. Inspector, inspector, la señorita Smith.
INSPECTOR. Ahh, ¿cómo está señorita Smith?
SUSAN. Encantada.
REICH. ¿A qué hora volvió a casa?
SUSAN. A las dos. Fuimos a la salamandra de oro, nada más terminar. Yo acabo a la una y media. Luego me acompañó mi amigo a casa.
REICH.  ¿Le acompañó su amigo hasta la puerta?
SUSAN. Sí, casi no lo hace. Tuvimos que andar. Yo le dije que no sería un caballero si me dejaba sola.
INSPECTOR. Un momento, entonces no subieron por el ascensor.
SUSAN. Desde luego que no, subimos andando. Y cuando llegamos, vimos que el ascensor estaba vacío en esta planta.
INSPECTOR. Tampoco vieron al ascensoritas Johnson.
SUSAN. No. Si le llego a ver le digo de todo. cuatro pisos andando. Imagínese como llegamos.
INSPECTOR. ¿Oyó algún ruido en este piso? ¿oyó algún disparo?
SUSAN. No, no oí nada.
INSPECTOR. Cómo se llama su amigo?
SUSAN. Mark, mark power.
INSPECTOR. Entró el señor power con usted.
SUSAN. ¿¿A esas horas?? ¡¡Señor davidson!!
INSPECTOR. ¿Entró?
SUSAN. Bueno, solo un momento, para despedirse.
INSPECTOR. Tal vez, ¿cinco minutos?
SUSAN. Tal vez.
INSPECTOR. ¿Y seguía el ascensor aquí arriba cuando se marchó?
SUSAN. No lo seé, no, espero un momento, no estaba aquí, debió llamarlo porque le oí llegar a la planta, cogerlo y bajar. Se pueden oir las puertas.
INSPECTOR. Sí, pero no oyó nada más.
SUSAN. No.
INSPECTOR. Gracias, señorita Smith, eso es todo, a menos que Reich quiera preguntar algo.
REICH. Nada señor.

 11ª ESCENA
CLIPTON. Aquí está Johnson señor.
(entra en escena)
INSPECTOR. Entre, señor Johnson. Bien, quiero respuestas concretas, sin evasivas, me entiende.
JOHNSON. Perfectamente, señor.
INSPECTOR: Muy bien. Usted estaba de servicio anoche, ¿es cierto?
JOHNSON. Es cierto, señor.
INSPECTOR. ¿A qué hora subió a la señorita Smith?
JOHNSON. No sé exactamente.
INSPECTOR. Aproximadamente.
JOHNSON. No estoy seguro, señor.
INSPECTOR. Le dije que contestara sin evasivas, Johnson. Usted no la subió, verdad.
JOHNSON. No señor.
INSPECTOR. Muy bien. Dígame, ¿qué hacía el ascensor vacío en esta planta a las dos de la mañana? ¿Dónde estaba usted?
JOHNSON. No lo sé, señor.
INSPECTOR. No lo sabe
JOHNSON.  Yo no estaba de servicio anoche. Cambie mi turno con Maleck.
INSPECTOR. ¿Con Maleck?
JOHNSON. Lo hacemos a menudo, inspector.
INSPECTOR. ¿Y por qué no lo dijo antes??
JOHNSON. Pensé que no tenía importancia.
INSPECTOR. Ah, ¿¿no?? Eso es todo, Johnson. Puede irse. (sale de la escena Johnson) Estamos en el buen camino.
REICH. Sí, pero ¿¿cuál??
INSPECTOR. No se quede allí, busque a Maleck.
REICH. Sí, señor

12ª ESCENA
INSPECTOR. No tiene uniforme, Maleck. ¿Por qué no lo lleva?
MALECK. No tuve tiempo para cambiarme, por eso, todos atosigándome, todos diciendo haz esto haz lo otro.
INSPECTOR. Ah, no (mira a REICH como si le estuviera diciéndole algo y este sale de la escena dos segundos para decirle algo a CLIPTON) sé que le he visto en alguna otra parte. Veamos, usted atiende todas las noches, salvo los jueves que lo cambia por Johnson, ¿es cierto?
MALECK. Es cierto, señor (suena el teléfono y REICH lo coge)
INSPECTOR. Pero anoche Johnson no ocupó su lugar, verdad. Usted estuvo aquí.
MALECK. Así es. Verá el lunes me dieron un chivatazo y le pedí a Johnson que me cambiara el turno
INSPECTOR. ¿Por qué no me lo dijo antes?
MALECK. Porque no me lo preguntó.
INSPECTOR. ¿Dejó el ascensor en algún momento por la noche?
MALECK. No señor.
INSPECTOR. Entonces, ¿qué hacía el ascensor vacío aquí a las dos de la madrugada, el tiempo suficiente para que la señorita Smith tuviera que subir cuatro pisos andando? ¿Ayudó al conde Mathony a acostarse como de costumbre?
MALECK. No señor. Anoche no, él no cuenta conmigo los jueves, así que no vine.
INSPECTOR. Entonces, ¿qué hacía el ascensor aquí arriba? ¿Qué hacía usted anoche?
REICH. Disculpe señor. Es sobre las huellas dactilares. No corresponden con ninguno de los sospechosos.
INSPECTOR. Lo sabía, sabía que no era ninguno de los dos, pero entonces, ¿de quiénes son esas huellas?
REICH. Pertenecen a un tal Ralph Lemon, un hombre que tiene un gran historial criminal. Dicen que si nos mandan su fotografía, señor
INSPECTOR. ¿Eso preguntan?. No gracias. No necesito una foto de Ralph Lemon cuando lo tengo aquí delante. Yo nunca olvido una cara. Será mejor que hable Maleck, mejor dicho, Lemon. Encontramos una billetera que contenía sus huellas dactilares, así que será mejor que hable ahora y nos cuente todo lo sucedido, porque si no pasará el resto de su vida en chirona. Y quiero la verdad, solo la verdad.
MALECK. De acuerdo. No me creerá, con mi historial no me creerá. Yo maté a Mathony, no quería hacerlo, de verdad que no.
INSPECTOR. ¿¿Qué?? ¡¡¡Esto no puede ser cierto!!! ¿¿¿Usted afirma que usted mató al conde???
MALECK. Así es, inspector.
INSPECTOR: (Como si hubiese perdido la cabeza) No, no, no puede ser, no puede ser que todo el mundo haya matado al conde Mathony. Con dos ya basta. No estoy dispuesto a tolerar esto. Ni hablar…

13ª ESCENA
ALFRED HITCHCOK: Hemos vuelto hacerlo. No hemos acabado todavía la historia. Pero prometo que con el próximo acto terminaremos esta suculenta historia. Dejaré descansar a los actores hasta que regresemos. De mientras, pueden discutir la trama entre ustedes. ¿Quién habrá matado al conde?

 14ª ESCENA
REICH:  Perdone, señor. ¿Inspector? ¿No cree que es hora de entrevistar a Maleck?
INSPECTOR: (Intentando relajarse fumándose un cigarrillo) Está bien. Cuénteme su versión, Lemon. Por su bien, espero que sea creíble.
MALECK: Sí, señor. He trabajado y he sido honrado desde la guerra. Pero hace poco un amigo me metió en lo de las apuestas. Me dijo que no perdía nunca, pero perdió. Yo necesitaba algo de dinero. Verás señor, todas las noches cuando acostaba al Conde…
INSPECTOR: Un momento. (pausa) ¿Cuándo empezó la costumbre de acostar al conde?
MALECK: Lo hice una vez. Estaba borracho y le metí en la cama. Le gustó y me pidió ayudarle cada noche.
INSPECTOR: Entendido. Continúe su versión de los hechos.
MALECK: El conde iba siempre vestido de smoking, señor, y al desnudarse, tiraba la chaqueta por el cuarto. Yo casi siempre… (pausa) veía como asomaba su billetera. Y, bueno, una noche caí en la tentación… (pausa) y le cogí unas monedas. Dio igual, ni lo notó.
INSPECTOR: ¿Robó al hombre que le estaba pagando?
MALECK: No, sólo lo tomé prestado. Se lo iba a devolver cuando ganara mi caballo.
INSPECTOR: Sí, claro. Siga.
MALECK: Pero la semana pasada fue lo peor. Necesitaba 20 libras para hoy. El corredor vendría por ellas. Sabría qué pasaría si el jefe se hubiera enterado y le dije al señor Martin que yo atendería el ascensor de noche. Esperé hasta las dos. Era más tarde de lo normal. Debía asegurarme de que dormía. Parecía estarlo, (pausa), tumbado en el sofá, muerto para este mundo. Fui directamente hasta su cama para poder coger la billetera que se encontraba en la chaqueta. Pero me descubrió. Cuando me quise dar cuenta, el conde me apuntaba con su pistola. Me amenazó con llamar a la policía. Le rogué que no lo hiciera y, en su descuido, le golpeé. Empezamos una pelea y en mitad de ella, la pistola del conde se disparó, matándolo. al ver lo sucedido, lo senté en el sofá, cogí dinero de su billetera y me marché cuando antes. Pero fue un accidente, ¿no lo entiende? Ni siquiera tenía un arma. Fue su pistola. Yo no quería matarlo. Sólo quería evitar que llamara a la policía.
INSPECTOR: Sí, entiendo. (pausa) Enséñeme las manos. (las comprueba) El cuello (ldem)
REICH: ¿Nada, señor?
INSPECTOR: Nada, ni un rasguño. Bueno, eso es todo. (Abre la puerta y entra en escena CLIPTON)
CLIPTON: Inspector.
INSPECTOR: ¿Qué?
CLIPTON: Hemos encontrado su uniforme. Estaba en su armario.
INSPECTOR: Bien, hágase cargo de él.
CLIPTON: Venga, Muleck.
(Salen de la escena Maleck y Clipton. De mientras, el Inspector examina el traje)
INSPECTOR: Parece sangre. (pausa) La borla, Reich. ¿Dónde está?
REICH: Aquí.
(Observa que en el traje le falta dicha borla y se lo enseña a Reich y al público)
INSPECTOR: ¿Lo ve? Era de aquí. (pausa) Es una historia convincente, ¿verdad?
REICH: Sí, señor, las tres confesiones serán buenas pruebas. Una vez escritas y firmadas causarán demasiado alboroto, ¿no cree? ¿Podrían acabar en el museo de Scotland Yard?
INSPECTOR: Reich, en este momento me da igual que las pongan en un museo o no. Sólo intento pensar en este caso de locos. Le agradecería que usted hiciera lo mismo.
REICH: Sí, señor, lo haré.
INSPECTOR: Espléndido. Supongo que ahora me dirá su teoría.
REICH: Preferiría escuchar antes la suya.
INSPECTOR: Entonces, ¿no ha llegado a ninguna conclusión?
REICH: ¿Y usted, señor?
INSPECTOR: No, pero no hay nada de extraordinario en ello, Reich. Ha sucedido. Luego, algo lo causó. Cuando hallemos la causa, tendremos la solución.
REICH: Muy perspicaz. ¿Cuándo piensa que lo lograremos?
INSPECTOR: ¿Cómo voy a saberlo? Tal vez nunca.
REICH: Podría ser un misterio hasta el fin de los tiempos.
INSPECTOR: ¡Tonterías! No sea derrotista, Reich.
REICH: No, claro. ¿Ha decidido a quién quiere ver ahora?
INSPECTOR: (Pausa) Sí. Quiero que vayan todos a Scotland Yard en diferentes vehículos. Que no se vean hasta que estén allí.
REICH: ¡Los interrogará a todos juntos!
INSPECTOR: Me interesa ver su reacción cuando cada uno de estos asesinos descubra que los otros dos han confesado el mismo crimen.
REICH: Promete mucho. Puede ser muy revelador.
INSPECTOR: Eso espero. Merece la pena intentarlo. Seguro que dos mienten.
REICH: Sí, señor. (pausa) Este caso es muy bueno para su carrera, ¿verdad?
INSPECTOR: ¿Por qué?
REICH: Antes tenía doce crímenes.
INSPECTOR: Sí.
REICH: Pero sólo atrapó a once asesinos.
INSPECTOR: Efectivamente.
REICH: Y ahora, tiene tres acusados y sólo un crimen. Así que le sobran dos criminales. (Mientras dice esto último con tono de burla, el inspector va abriendo los ojos y hace el amago de darle un bofetón, pero Reich huye a tiempo)


15ª ESCENA.
El escenario ha cambiado. Ahora los personajes se encuentran en las oficinas de Scotland Yard.
INSPECTOR: Jack, déme los últimos informes recibidos.
JACK: Sí, ahora mismo, señor.
Entra en escena en ese instante el señor Freud.
FREUD: Hola
INSPECTOR: Ahhh, hola señor Freud. ¿Le importaría pasar a mi despacho? Sólo tendrá que esperar aquí un momento. (Entran en el despacho y allí se encuentra el señor Maleck) Señor Freud, le presento a Maleck, ascensorista de noche en Oxley Court.
FREUD: Hola Maleck.
MALECK: Buenas tardes.
INSPECTOR: Pónganse cómodos. Enseguida estoy con ustedes.
Sale de la escena el inspector. El señor Freud coge un cigarrillo y se lo coloca en la boca.
MALECK: ¿Quiere fuego, señor?
FREUD: Sí, gracias.
MALECK: (En voz baja) ¿Le mató usted?
FREUD: No, pensé que lo haría usted. ¿Le apetece un cigarrillo?
MALECK: Gracias, señor. Me vendrá bien uno. (en voz baja) Sí, iba a hacerlo. Pero cuando llegué ya estaba muerto. Tirado en el suelo. Yo sólo le senté en el sillón y dejé las pistas como acordamos. Pero yo no lo maté.
FREUD: (en voz baja) Entonces, habrá sido Lord Sorrington.
MALECK: (en voz baja) Pero, ¿por qué?
FREUD: (en voz baja) Creería que salvarle la vida no justificaba que matara por él.
MALECK: (en voz baja) Hizo algo más que salvarme la vida. A mí y a otros, en Birmania. Matar a alguien como al conde no es nada comparado con lo que haría por él. (Con voz normal) Gracias, señor.
FREUD: De nada.
En ese instante entran el Inspector y Lord Sorrington.
MALECK: Buenas tardes, señor.
LORD: Hola, Maleck. (se dirige a Freud) Querido amigo, ¿qué hace aquí?
FREUD: Me temo que me han detenido, señor. He matado a nuestro amigo italiano.
LORD: ¿Qué?
FREUD: Sí.
INSPECTOR: Caballeros, les he reunido a los tres porque creí que les interesaría saber que todos ustedes confesaron haber matado al conde Mathony.
LORD: Es ridículo, ¿por qué harían eso?
FREUD: Ha de haber una confusión, inspector. Yo le maté, no hay duda.
Entra Reich al despacho.
REICH: Disculpe, señor. ¿Puedo hablar con usted un momento?
INSPECTOR: Estoy ocupado.
REICH: Es muy importante, señor. Le interesará.
INSPECTOR: Puede, pero ahora no.
REICH: Sí, pero creo que debo insistir.
INSPECTOR: Está bien.
Salen del despacho Reich y el inspetor.
INSPECTOR: Bíen, Reich, qué es eso tan importante que quería decirme.
REICH: Es la señorita “Rogers”. Dice tener algo importante que decirle y creo que debe escucharlo de su boca.
INSPECTOR: Dígamelo usted.
REICH: Mejor que se lo diga ella.
INSPECTOR: ¿Dónde está?
REICH: En la sala de espera, señor. No está bien.
Salen ambos hacia la sala de espera. De mientras, en la habitación donde se encuentra los tres hombres.
MALECK: Oiga, era yo el que iba a matarlo, ¿por qué lo hizo usted?
LORD: ¿Qué?
MALECK: ¿Por qué le mató? Era yo el que iba a cargármelo.
LORD: Yo no lo hice.
MALECK: Ya estaba fiambre cuando llegué.
LORD: Pero (le dirige una mirada a FREUD)
FREUD: Yo no he sido, se lo juro. ¿seguro que no fue usted, señor?
LORD: Desde luego. Yo no me acerqué al piso anoche.
FREUD: Yo tampoco.
LORD: Pero (pausa) si no hemos sido nosotros, ¿quién lo mató?


16ª ESCENA.
En la sala de espera se encuentran la señorita Lulú Rogers, Reich, el inspector y la policía Collins.
INSPECTOR: ¿Por qué no me dijo que se había desmayado?
REICH: Sólo estaba un poco mareada cuando la dejé, señor.
COLLINS: Pero ya está volviendo en sí. No ha sido nada.
INSPECTOR: No puedo esperar a que se recupere. Venga, Reich. Tenemos que volver a mi despacho.
(salen al pasillo)
REICH: No sería mejor esperar un poco.
INSPECTOR: No, Reich, no puedo esperar.
REICH: Lo que usted diga.
INSPECTOR: Reich, sabe lo que ella quiere decirme, ¿no?
REICH: Sí, señor.
INSPECTOR: Pues dígamelo ahora.
REICH: No le va a gustar nada, señor. Se va a enfadar.
INSPECTOR: Supongo que me dirá que ella también mató al Conde Mathony, ya sería lo que me faltara oir.
REICH: Pues es así, señor.
INSPECTOR: Reich, si esta es una de sus bromas de mal gusto
REICH: (Le interrumpe) Es cierto, señor. Dice que es la hija de Lord Sorrington, la Condesa Mathony.
INSPECTOR: ¿Sí?
REICH: Y, al parecer, lo es. Dice que cuando vio salir a Lord Sorrington y preguntó si era por el crimen, dijo que él no había sido, que lo había matado ella.
INSPECTOR: Reich, no se crea todo lo que le cuentan.
REICH: Sonaba convincente, señor.
INSPECTOR: Lo que hay que oír.
Entra al pasillo la policía Collins.
COLLINS: Inspector. Ya se encuentra mejor.
INSPECTOR: Bueno, hablemos con ella.
Vuelven a entrar en la sala de espera, donde encuentran a la señorita Rogers sentada en una silla.
INSPECTOR: ¿Se encuentra mejor?
LULÚ: Sí, gracias.
INSPECTOR: Señorita Rogers, ¿debo entender que nuestra investigación sobre el asesino del conde Mathony acaba aquí porque es usted?
LULÚ: Sí, así es.
INSPECTOR: ¿Es usted la hija de Lord Sorrington?
LULÚ: Sí, inspector.
INSPECTOR: Díganos qué ocurrió, pero debo advertirle que todo lo que diga constará por escrito y podrá usarse en su contra.
LULÚ: Sí, lo sé. (pausa) Verá, vine a Londres a hablar con él e intentar convencerle de nuevo.
INSPECTOR: ¿cuándo le vio?
LULÚ: Anoche. Fui a su piso a las diez y media, pero no quiso escucharme. se burló de mí. Le dije que quería suicidarme y volvió a burlarse de mí. Me dio su pistola y me dijo: “Adelante”
INSPECTOR: ¿Y bien?
LULÚ: Recuerdo su cara al reírse. De pronto me dije: “Voy a matarle a él”. Así que le apunté con su pistola a la cabeza.
INSPECTOR. Y le disparó.
LULÚ: No, no exactamente. No sé si lo habría hecho o no. Tal vez sí. Pero agarró la pistola antes de que yo (pausa) Se disparó y él cayó al suelo.
INSPECTOR: ¿Y después?
LULÚ: Eso fue todo. Tiré la pistola y me fui corriendo a mi cuarto.
INSPECTOR: Señorita Rogers, o mejor dicho, Condesa Mathony, dice que mató anoche a su marido, pero no hay pruebas de que sea cierto. Pero la verdad es que tenemos muchas de otra índole
LULÚ: (Le interrumpe) ¡Pero le digo la verdad! Cuando forcejeamos con la pistola, mire lo que me hizo (le enseña unos arañazos en la espalda, los cuales el inspector los mira con asombro)
INSPECTOR: Reich, le dije que esos arañazos nos llevarían a alguna parte. Recuerde lo que le dije: concienzudo y perseverante.
REICH: Es cierto, ha demostrado que tenía razón, señor.
INSPECTOR: Sí. Bien, condesa, dice que tiró la pistola al suelo, donde la encontramos. (pausa) ¿Dónde dice que estaba el cuerpo?
LULÚ: En el suelo.
INSPECTOR: ¿No en el sillón?
LULÚ: No.
INSPECTOR: ¿Está segura?
LULÚ: Sí.
INSPECTOR: ¿Tropezó con la lámpara mientras forcejeaban?
LULÚ: No.
INSPECTOR: Condesa Mathony, es un bonito gesto querer proteger a su padre, pero me temo que es inútil. Aunque anoche viera a su esposo, no pudo matarle.
LULÚ: Entonces, ¿no me cree?
INSPECTOR: No. Pero no importa, da igual.
LULÚ: Inspector, ¿puedo ver a mi padre?
INSPECTOR: ¿Por qué no? Si les juntamos podrían jugar al parchís. Ya tenemos a los cuatro jugadores.

17ª ESCENA.
Se desarrolla en el despacho del inspector, donde esperan Lord Sorrington, Maleck y el señor Freud.
Entran la señorita Rogers, el inspector y Reich.
LORD: ¡Helen!
LULÚ: ¡Papá!
LORD: ¿Qué haces aquí?
LULÚ: ¡Bernard!
LORD: ¿Por qué te han traído? ¡Es indignante!
LULÚ: No, papá, vine por mi propia cuenta. No debes hacerlo, es inútil. No lo consentiré.
FREUD: Helen, ¿de qué estás hablando?
INSPECTOR: ¿Quieren sentarse todos, por favor? (se sientan) Bien, les interesará saber que hay un nuevo refuerzo para su frente común. La condesa Mathony también ha matado a su esposo. También les interesará saber que les retendré a los cuatro hasta que sepa toda la verdad sobre este asunto.
LULÚ: ¿Qué quiere decir, inspector? No puede acusarles a ellos tres de haber matado a mi esposo.
INSPECTOR: Yo no les acuso. Lo confesaron ellos. Y ofrecieron pruebas muy convincentes, debo decirlo, más que las suyas. Está haciendo mal su papel de sospechosa.
LULÚ: Pero… todo esto es ridículo, (se levanta) porque lo maté yo.
LORD: Oigame, Inspector, tendré que denunciarle.(se levanta) Traer a un inocente e insinuar…
FREUD: (Le interrumpe y se levanta también) No fue ella. Lo maté yo y lo sabe.
INSPECTOR: ¡Silencio! Siéntense, por favor. (se sientan de nuevo) Bien, aún no sé quien lo mató, pero les aseguro que lo averiguaré. Fue uno de ustedes y me da igual retenerles para siempre. Llegaré hasta el fondo de este asunto.
REICH: Inspector, ¿puede venir un momento?
Salen al pasillo el inspector para hablar con Reich.
INSPECTOR: ¿Qué pasa ahora?
REICH: ¿Dice que los acusará a todos?
INSPECTOR: Sí.
REICH: No podemos, señor.
INSPECTOR: ¿Qué?
REICH: (Se dirige a la estantería y coge un libro. Empieza a leer) “Dos o más personas no podrán ser acusadas como causantes de un crimen a sabiendas de haber sido cometido por tan sólo una persona”.
INSPECTOR: (Con cara de asombro) ¡Pues claro! ¡Eso es!
REICH: ¿Qué, señor?
INSPECTOR: Ellos lo sabían. ¿No lo entiende, Reich? Lo planearon así. Uno de ellos lo mató y dejó las pruebas y luego los demás se acusaron.
REICH: ¿Es una conspiración, señor?
INSPECTOR: Claro. Ahora sabemos por qué.
REICH: ¿Todos involucrados? ¿incluso Maleck?
INSPECTOR: Desde luego. La relación entre Sorrington y Freud es obvia. Ya sabremos qué pinta Maleck cuando lo investiguemos.
REICH: Pero, ¿y la joven? ¿la condesa?
INSPECTOR: Estuvo con el conde. Los arañazos lo demuestran. Pero ella no pudo matarle. Hay demasiadas discrepancias. Quiere salvar a su padre. Podríamos eliminarla.
En la habitación de al lado, de mientras…
LORD: Así que tú le mataste, querida.
LULÚ: Sí, papá. Fue un accidente.
LORD: No te preocupes, tú sigue con tu historia y no cambies nada. Más tarde te explicaré por qué.
Ahora vuelve la acción al pasillo con Reich y el inspector.
INSPECTOR. ¡Reich!
REICH: ¿Qué le pasa?
INSPECTOR: ¿Se da cuenta de que si mantienen su versión nunca estaremos seguros de quién lo hizo? Nunca podremos acusar del crimen a ninguno.
REICH: ¿Y podrán quedar libres, señor?
INSPECTOR: No lo sé, Reich, no lo sé. Seguiremos adelante, aunque pasará de primera instancia. (pausa) Reich, me parece que lo han conseguido.

 18ª ESCENA.
ALFRED HITHCOK: Ya sabía yo que al final acabaríamos la historia. Seguro que el inspector Davidson añora los viejos tiempos en que para investigar la muerte de un gorrión le bastaba con ir a un puesto callejero a ver quién le vendía una jaula vacía. Un buen policía nunca está satisfecho. Sin embargo el espíritu de sabueso del inspector dio sus frutos. La banda de conspiradores tuvo que enfrentarse a un juicio. Por suerte, les cayó una sentencia benigna. De hecho, cuando el jurado averiguó qué clase de hombre era el conde, solicitó a la defensa la revisión del caso. Éste es el final de la historia. 

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