1ª ESCENA
En mitad del escenario hay una armadura. Por la
derecha aparece Alfred Hitchcok con un elegante traje de chaqueta.
ALFRED HITCHCOK: ¡Buenas noches, damas y caballeros! Soy
Alfred Hitchcok. La historia de esta noche tiene lugar en la vieja y feliz
Inglaterra y se llama “Yo maté al Conde”. Cuando me pidieron que vistiera esta
armadura, no me di cuenta de que fuera una invitación a que me invadiera la
claustrofobia (Abre la tapa del casco y mira por ella) Vacía. Pero, ¿esto que
significa? Bueno… ¡Qué empiece la función!
2ª ESCENA
Entra una sirvienta, Polly, a una hermosa habitación
con una bandeja. Nada más entrar, pega en la puerta del dormitorio del Conde.
POLLY: Conde Mathony, su té.
Abre la puerta. Después deja la bandeja en una mesa
y corre las cortinas. Cuando viene a darse cuenta, el conde se hallaba dormido
en un sofá.
POLLY: ¡Ah! Está usted
ahí, demasiado bebido para llegar a la cama y ahora a dormir la mona. (Se acerca al conde) Conde Mathony, despierte
señor, ya son las diez. (En ese instante
se da cuenta de que el conde tiene una herida de bala y grita de espanto)
3ª ESCENA
Esta escena se desarrolla en la habitación donde se
encontraron al cadáver del conde.
SEÑOR MARTIN: ¡Es horrible,
horrible inspector! Que un inquilino se suicide en Auxley Fox, la publicidad,
los comentarios…
INSPECTOR: (Interrumpiendo) Me temo que el Conde
Mathony no se suicidó, Señor Martin, alguien lo hizo por él.
SEÑOR MARTIN: ¡¿¡Qué!?!
¿Cree usted que lo mataron? ¿En Auxley Fox? ¡Es horrible!
INSPECTOR: Señor Martin,
sería usted tan amable de hablarnos sobre su antiguo inquilino, su domicilio
anterior, su procedencia, negocios, amistades, ese tipo de cosas.
SEÑOR MARTIN: Si señor,
podré sacarlo de nuestros registros, desde luego, pero me temo que no podré
decirle mucho más sobre el conde. Sólo llevaba aquí tres meses. Que yo sepa, no
tenía ocupación.
Aparece en escena Reich, el compañero del inspector.
REICH: La sirvienta,
inspector. ¿Desea verla ahora?
INSPECTOR: Sí, hágala
pasar (Sale de escena Reich y ahora se
dirige al señor Martin) Espero que nos dé la información que haya en su
registro.
SEÑOR MARTIN: Sí,
evidentemente.
Sale de escena el señor Martin y entra Reich y la
sirvienta Polly
REICH: La señorita Polly Steven. La sirvienta de la
planta es la que descubrió el cadáver, señor.
INSPECTOR: Ah, sí,
gracias.
REICH: De nada,
señor.
INSPECTOR: (Dirigiéndose a la sirvienta) ¿Quiere
sentarse?
POLLY: Encantada.
INSPECTOR: Sabemos que
está muy afectada y que hablar de ello le resultará desagradable, pero tengo
que hacerles unas preguntas. Procuraré ser muy breve y usted no se ponga
nerviosa.
POLLY: Uhm… lo dudo.
INSPECTOR: Bien (Pone cara de asombro) ¿Por qué no?
POLLY: He estado
metida en tantos crímenes y tantos robos que ya estoy acostumbrada. Siempre
pierdo mi empleo porque mi jefe ha sido detenido, asesinado o algo así. Por eso
estoy trabajando ahora aquí.
INSPECTOR: Entiendo.
Entonces ya sabrá lo que le voy a preguntar. Bien (pausa)
POLLY: ¿Cuándo vio al
difunto por última vez? ¿Observó algo raro en él? ¿Qué amistades tenía? ¿Oyó
usted alguna discusión?
INSPECTOR: (Con cara de pocos amigos) Bien, creo que
ya son suficientes preguntas para empezar.
POLLY: Bien, la
última vez que le ví fue anoche cuando vine a abrirle la cama sobre las nueve,
como siempre, él llegó justo cuando yo me iba, borracho, como siempre. ¿Hablo
muy rápido para usted?
INSPECTOR: No, no,
continúe.
POLLY: De sus
amistades nunca había nadie por aquí, cosa que no me extraña.
INSPECTOR: No le tenía
mucha simpatía.
POLLY: No era amable
y ya no diré más.
INSPECTOR: Entiendo.
Dígame, ¿Había visto esto antes de ahora? (Le enseña la pistola del conde)
POLLY: Sí, es su
pistola. La guardaba en el cajón del escritorio.
INSPECTOR: ¿Y cuando vino
esta mañana, vio algún casquillo por casualidad en el suelo o en alguna otra
parte?
POLLY: No, no ví
nada.
INSPECTOR (Asiente)
POLLY: ¿Puedo ya
seguir haciendo camas? ¡Ya voy muy retrasada!
INSPECTOR: Desde luego
que sí. Gracias. Polly, ha sido de gran ayuda.
Sale de la escena Polly, la sirvienta del conde.
REICH: ¿Quiere hablar
con otros inquilinos de la planta?
INSPECTOR: (Habla mientras busca un cigarrillo) No,
será mejor acabar con el propietario.
REICH: Sí, señor (Le ofrece fuego al inspector)
INSPECTOR: Gracias (Le da una calada al cigarrillo) Así que
este es su primer homicidio desde que salió de la academia, ¿verdad?
REICH: Sí, señor.
INSPECTOR: ¡Ah, muy bien!
Será muy buena experiencia (Se sienta en
un sofá) Ahora podrá comprobar que muchas de esas teorías aprendidas en la
academia no sirven para nada en la práctica, pero no se preocupe por ello.
REICH: No, señor.
INSPECTOR: Sólo recuerde
ser directo y perseverante y todo irá bien. Sé muy bien lo que digo (se ríe)
tengo un buen record de casos, doce homicidios hasta ahora y once condenas.
REICH: Eso es
estupendo (pausa) Señor, ¿Qué es lo
que ha ocurrido exactamente?
INSPECTOR: Repasemos lo
que tenemos hasta el momento (una vez dicho esto, se levanta el inspector del
sofá)
REICH: Sí, señor. (mira sus apuntes) La hora de la muerte,
según el doctor Touch, debió de ser entre las doce y las dos de la madrugada.
Causa de la muerte, herida de bala en la sien a muy corta distancia,
seguramente de la pistola encontrada aquí (señala
en el suelo) y que pertenecía al difunto conde. Su billetera ha sido
encontrada aquí (señala en otro lado del
suelo) con restos de sangre lo mismo que uno de los billetes, señor.
INSPECTOR: Una buena
prueba diría yo.
REICH: Sí, sí, las
huellas del asesino.
INSPECTOR: Pues claro,
Reich.
REICH: Esta borla o
lo que sea (se encuentra encima de una
mesa) parece arrancada de una cortina o de un sillón, pero no pertenece a
nada de lo que hay aquí.
INSPECTOR: Déjeme ver.
REICH: La lámpara
caída en el suelo y creo que eso es todo.
INSPECTOR: Pero nos falta
el casquillo.
REICH: Exacto.
INSPECTOR: Es extraño,
Reich, una billetera, un disparo de pistola y sin casquillo.
REICH: ¿Puedo enviar
la billetera y la pistora a Scotland Yard?
INSPECTOR: Sí, que vean
si tenemos antecedentes de esas huellas y en cuanto el forense tenga la bala
que compruebe si pertenece a esa pistola.
REICH: Sí, señor.
El inspector se pasea por la habitación y encuentra
una carta. Antes de que Reich se marche se la lee.
INSPECTOR: Escuche esto,
Reich. “Lord Sorrington ruega al Conde Mathony que considere la invitación a la
cena anteriormente prevista para el lunes diecisiete, definitivamente
cancelada” (pausa) Así que Lord Sorrington conocía al conde Mathony.
REICH: No parece
agradarle mucho, señor.
INSPECTOR: No (pausa) Llámele por teléfono, su número
está ahí arriba.
REICH: Sí, sí (coge la carta) ¡Qué raro, señor!
INSPECTOR: ¿Qué pasa?
REICH: Está fechada
el día uno hace tres días, pero el matasellos es de ayer.
INSPECTOR: (Mira atentamente la carta) Es cierto. Me
pregunto por qué.
Pegan a la puerta.
INSPECTOR: Pase.
Entra el Señor Martin. Mientras tanto, Reich llama
por teléfono a Lord Sorrington.
SEÑOR MARTIN: Esta es la
dirección anterior del conde en Roma.
REICH: (Por detrás del Señor Martin y el Inspector)
Lord Sorrington (pausa) gracias.
INSPECTOR: (Dirigiéndose al Señor Martin) ¿Algo más?
SEÑOR MARTIN: Verá, no
tenemos muchas referencias desgraciadamente. Siempre pagaba el alquiler por
adelantado y no daba problemas.
INSPECTOR: De acuerdo.
Por cierto, Señor Martin, ¿está ocupado el piso de al lado?
Interrumpe en este momento Reich
REICH: Un momento, le
he localizado en su despacho, señor.
Toda esta intervención se realizará por teléfono.
INSPECTOR: Bien (coge el teléfono) Oiga, el Inspector
Davidson de Scotland Yard. Quería hablar con Lord Sorrington (Pausa) No, no, lo siento, tendrá que
interrumpirle (pausa) Lord
Sorrington, soy el inspector Davidson de Scotland Yard, le llamo para
comunicarle que un amigo suyo ha sufrido un accidente, el Conde Mathony.
LORD SORRINGTON: ¿Quién ha
dicho? Debe de haber un error. No conozco a ese hombre.
INSPECTOR: ¿Está seguro?
¿Cómo díce? (Pausa) Podría acercarse
a la dirección del Conde en Auxley Fox.
LORD SORRINGTON: No puedo,
tengo una reunión muy importante en unos minutos.
INSPECTOR: Debe venir.
LORD SORRINGTON: (Pausa) Bien, si insiste, tardaré una
hora en llegar aproximadamente.
INSPECTOR: Procuraremos
ser breves, señor (cuelga el teléfono).
(Mirando a una puerta, ahora se dirige al
señor Martin) Oiga, ese piso, he notado que el cerrojo no está echado por
este lado, ¿es eso verdad?
SEÑOR MARTIN: No, señor. Ha
sido siempre una gran preocupación para mí. En una ocasión hubo un gran
escándalo. Eso tuvo lugar antes de que yo llegara.
INSPECTOR: Sí, claro. ¿Y
está ocupado ahora?
SEÑOR MARTIN: Sí, en cierto
modo.
INSPECTOR: ¿Cómo que en
cierto modo?
SEÑOR MARTIN: Por un
caballero llamado Ruppert Everet. Me temo que también es bastante misterioso.
Reservo el piso hace dos semanas por correo y pago el alquiler de una semana.
INSPECTOR: ¿Sólo de una?
SEÑOR MARTIN: Sí, sí. Los
pisos amueblados también se alquilan por semanas. Creí que sólo se quedaría una
semana. Pero al viernes siguiente me volvía a encontrar el importe de una
semana en un sobre.
INSPECTOR: ¿Qué aspecto
tenía?
SEÑOR MARTIN: Que yo sepa,
nadie le ha visto. Salvo el ascensorista Ballet. La primera noche. Polly limpia
todos los días y siempre se encuentra todo intacto.
INSPECTOR: Vaya. Me gustaría hablar con el señor Ruppert si se
encuentra ahora.
SEÑOR MARTIN: No lo sé,
señor.
Salen de la habitación.
INSPECTOR: Señor Martin,
¿qué otros inquilinos hay en esta planta?
SEÑOR MARTIN: En esta sala se
encuentra el señor Ruppert. En este piso, no hay nadie ahora. Hay dos señoras
en esa otra sala y esto otro está desalquilado.
REICH: Les pedí que
no salieran hasta que usted le interrogará. Una de ellas trabaja en el teatro,
es bailarina. La señorita Monique
INSPECTOR: Bien , Reich.
Pegan en la habitación de Ruppert varias veces.
INSPECTOR: Ábrala.
Abre la puerta el señor Martin. Entran a la habitación
y encima de la mesa se encuentran un sobre, el cual lo abren.
INSPECTOR: El alquiler de
otra semana. De modo que estuvo aquí anoche.
REICH: Mire,
inspector. Aquí está el casquillo.
INSPECTOR: Es cierto,
vamos atando cabos.
SEÑOR MARTIN: ¿Qué es eso?
¿Qué significa?
INSPECTOR: Significa que
no volverá a ver al señor Ruppert por lo menos como inquilino.
SEÑOR MARTIN: Quiere decir
que él mató al conde, un inquilino mató a otro inquilino.
INSPECTOR: Si no fue él,
tendrá que responder a preguntas muy delicadas.
Abren la puerta que se halla justo al lado de la del
conde.
INSPECTOR: Bien, si
disparó desde aquí, el casquillo puede haber salido despedido hacia atrás.
REICH: Mire esto,
Inspector.
INSPECTOR: ¿Qué?
REICH: Es una carta
dirigida al señor Bernard K. Freud. “Querido señor Freud: tengo que repetirle
que no tengo nada que hablar con usted. No deseo verle ni en mi piso ni en mi…
¡Caramba! Se detiene y hay un espacio y luego continúa… “Freud ha entrado en mi
cuarto. Le veo por el espejo. Tiene una pistola. Si me ocurriera algo sabrá
que…” Eso es todo.
INSPECTOR: Déjeme ver.
REICH: Será Bernard
K. Freud, el famoso jugador de Polo, el de las carreras.
INSPECTOR: (Coge el teléfono) Póngame en seguida con
el hotel Donchester.
Mientras espera, se dirige a Martin.
INSPECTOR: Sr. Martin,
puede volver a sus obligaciones cuando quiera. Cuando pueda dígale a Clinton
que entre.
SEÑOR MARTIN: Sí, lo haré
encantado
Sale de la escena el señor Martin.
INSPECTOR: (Por teléfono) Hotel Donchester, se aloja
el señor Bernald K. Freud en su hotel. (Pausa)
Ah, sí (Pausa) Muy bien, gracias (Cuelga el teléfono) Se aloja allí y no
se marchará hasta mañana. (Pegan a la
puerta) Adelante.
Entra en escena el otro policía, Clinton.
INSPECTOR: (dirigiéndose a Clinton) Ah, Clinton, que
le acompañe alguien y vaya enseguida al hotel Donchester y vuelva con el señor
Bernald K. Freud.
CLINTON: ¿Bernald K.
Freud?
INSPECTOR: Sí, dígale que
no es importante, pero tráigale.
Asiente Clinton y sale de la escena.
INSPECTOR: (Risas) Nos ha costado mucho (dirigiéndose a Reich)
REICH: Piensa que
Ruppert y Bernald K. Freud son la misma persona, que es el asesino.
INSPECTOR: Me parece
bastante evidente, ¿no cree? Aunque tenemos que demostrar que Freud es Ruppert,
así que manos a la obra (Pausa) Bien,
el ascensorista de noche, Ballet, tiene que ser el siguiente.
4ª ESCENA
En la habitación del Conde se hallan el inspector,
Reich y a Andy, un sirviente.
REICH: Ballet, el
ascensorista, no está aquí ahora, señor. Esperaremos, vive aquí, a la vuelta de
la esquina.
INSPECTOR: Bien, buscamos
a alguien que conozca al señor Ruppert, vive aquí al lado, ¿lo conoce, puede
identificarlo?
ANDY: No
INSPECTOR: Gracias (pausa) ¿No conocerá por causalidad a
Bernard K. Freud, un americano?
ANDY: Si le conozco, a ese
si le conozco, vino una tarde, hace unas semanas. Le recuerdo porque cuando le
dije que el Conde no estaba, me dijo que sí que estaba pero que tenía miedo de
recibirle.
INSPECTOR: ¿Podría
identificarlo?
ANDY: Sí, señor, podría
hacerlo.
INSPECTOR: Es todo,
gracias.
5ª ESCENA
En la misma habitación se encuentran Polly, Reich y
el inspector.
POLLY: No vi al señor
Ruppert ni por la mañana ni por la tarde, tampoco habría sabido que estuvo
aquí, salvo por el sobre del otro día.
INSPECTOR: ¿Y suele
hacerle la cama tanto si viene como si no?
POLLY: Sí, señor.
INSPECTOR: ¿A qué hora?
POLLY: A las nueve,
al irme a casa.
INSPECTOR: ¿Se fijó al
entrar anoche si el dinero del alquiler estaba en la mesa?
POLLY: Sí, señor. Sí
me fijé y no estaba.
INSPECTOR: Gracias,
Polly, eso es todo por ahora.
Pegan a la puerta. Sale de la escena Polly y le
informan a Reich de que ha llegado el ascensorista, Maleck.
REICH: Ha llegado
Maleck, señor
Entra en escena Maleck.
INSPECTOR: Maleck, ¿eh?
MALECK Sí, señor.
INSPECTOR: ¡Qué raro!
MALECK: ¿Qué tiene de
raro?
INSPECTOR: Nada, me
parece que he visto su cara por alguna parte.
MALECK: Yo no he visto
la suya.
INSPECTOR: ¿Usted es el
ascensorista del turno de noche?
MALECK: Sí, señor.
INSPECTOR: ¿Y acompañó a
Ruppert al piso de al lado?
MALECK: Sí, señor.
Pegan a la puerta. Se dirige Reich a ella y le
comunican algo
INSPECTOR: ¿Le
reconocería si lo volviese a ver?
MALECK: Sí, señor.
INSPECTOR: Bien.
REICH: Disculpe,
señor, ha llegado Bernald K. Freud.
INSPECTOR: (Dirigiéndose a Maleck) Entre en esta
habitación, continuaremos después nuestra conversación.
BALLET: De acuerdo.
Sale de la escena Maleck.
INSPECTOR: Espere Reich (Incorpora la carta en una máquina de
escribir) Hágale pasar.
REICH: Pase señor Freud.; Detective Reich de Scotland Yard.
El inspector Davidson le gustaría hacerles unas
preguntas.
FREUD: Mucho gusto. A
mí también me gustaría hacer unas preguntas. Para empezar, ¿qué significa todo
esto? Me voy al continente esta tarde y no tengo tiempo para bromas.
INSPECTOR: No gastamos
bromas en Scotland Yard, señor Freud. Sólo queremos preguntarles por un
conocido suyo, el Conde Mathony.
FREUD: ¿El conde qué?
INSPECTOR: El Conde
Víctor Mathony, señor Freud.
FREUD: Lo siento, no
sé quién es.
INSPECTOR: Tal vez
debería decirle que uno de los sirvientes de este edificio podría reconocerle,
señor Freud, ya que usted vino una tarde y afirmó que el conde tenía miedo de
recibirle, ¿quiere que le llame?
FREUD: (Con cara de asombro) No hace falta. Lo
conozco. No quería que me identificaran con él. Eso es todo. se trata de un
personaje indeseable. Vine una tarde para cobrar una deuda de juego, pero fue
inútil.
INSPECTOR: ¿Y por qué
vino anoche?
FREUD: ¿Qué? No lo
hice. Esa fue la única vez
INSPECTOR: ¿Y no ha
alquilado el piso de al lado a nombre de Ruppert?
FREUD: Claro que no,
¿por qué iba a hacerlo?
INSPECTOR: Sería tan
amable de leer esto.
FREUD: Claro (lee la carta que le pasa el inspector)
¿Por qué no me dijo que tenía esta carta?
INSPECTOR: Así que estuvo
aquí anoche.
FREUD: Parece
bastante evidente.
INSPECTOR: Sí, desde
luego que lo es, señor Freud. En realidad parece ahora todo evidente,
indiscutible diría yo. El conde fue asesinado anoche.
FREUD: Sí, lo sé. Yo
lo maté.
6ª ESCENA
Siguen en la misma escenario Freud, el inspector y
Reich.
FREUD: Yo lo maté.
INSPECTOR: ¿Quiere
hablarme de ello? Aunque no está obligado a hacer una declaración. Debo
advertirle que todo lo que diga constará por escrito y puede utilizarse en
contra suya.
FREUD: ¡Ya, ya, qué
más da! Estoy perdido, con esta carta y todo lo demás.
INSPECTOR: Me temo que
sí, además de esta carta, está el alquiler del piso de al lado de Ruppert, el
casquillo de allí…
FREUD: Espere un
momento, ¿qué es todo eso de Ruppert? Yo no sé nada de él, no del piso de al
lado ni de nada más. Creo que está equivocado, Inspector.
INSPECTOR: ¡Ah, sí! Eso
lo averiguaremos ahora (Abre la puerta) Pase,
Ballet (entra en escena Ballet)
¿quiere mirar bien a este caballero? (Pausa)
¿Y bien?
MALECK: ¿Y bien qué?
INSPECTOR: ¿Le ha visto
antes?
MALECK: No, no lo he visto nunca.
INSPECTOR: Entonces, ¿él
no es Ruppert?
MALECK: Ni se le
parece. El señor Ruppert es todo un caballero.
INSPECTOR: Sí, pero… (llaman por teléfono) ¿Diga? (Pausa) ¡Ah, sí! (Pausa) Muy bien (Cuelga)
Señor Freud, me temo que tendrá que disculparme un momento, no tardaremos.
¿Quiere seguirme, por favor? (Abre la
puerta y se encuentra a Clinton, otro compañero de policía) Clinton,
acompañe al señor Freud al piso vacío de este pasillo.
CLINTON: Bien, señor.
Sígame.
Se van de la escena Clinton y Freud.
INSPECTOR: Puede irse,
Ballet, pero no abandone el edificio.
MALECK: Sí, señor.
Sale Maleck de escena y entra Lord Sorrington
INSPECTOR: Lord
Sorrington.
LORD: Sí.
INSPECTOR: Soy el
inspector Davidson. Ha sido muy amable al venir, señor.
LORD: Siento haberle hecho
esperar. Debo saber de qué se trata.
INSPECTOR: ¿Quiere
sentarse, señor?
LORD: Gracias.
INSPECTOR: Espero no
haberle ocasionado muchas molestias, Lord Sorrington. De haber sabido antes lo
que sabemos ahora tal vez no habría sido necesario de que viniera. Sin embargo,
ya se ha venido, sólo queremos preguntarle por lo que sabe del Conde Mathony.
Verá, fue asesinado.
LORD: Ya se lo dije,
inspector. No conozco a ese hombre.
INSPECTOR: Seguro que
tiene una buena razón para decir eso, sin embargo (le enseña una cara y de fondo pegan a la puerta y Reich va a ver)
LORD: ¿Cómo ha llegado a
sus manos?
INSPECTOR: Llego en el
correo de hoy, pero fue escrita hace dos semanas.
LORD: Veo que está muy
informado. Bueno, es cierto que conocí a ese hombre, aunque superficialmente.
Pero comprenderá que me mostraba reacio cuando me relacionaran con él. Sobre
todo si Scotland Yard interviene en ello, porque siempre se piensa que algo
malo ha debido ocurrir.
INSPECTOR: Le entiendo perfectamente.
Entonces no puede contarnos nada de él.
LORD: No, me temo que no.
Bien, si eso es todo.
REICH: Perdone,
señor, me disculpa un momento (le dice
algo al inspector al oído)
INSPECTOR: ¿Está seguro?
REICH: Me temo que sí
INSPECTOR: Bien, hágale
pasar.
REICH: Enseguida.
INSPECTOR: Ha surgido algo
que nos obliga a retenerlo un momento. Espero que no le moleste.
LORD: No, no pasa
nada.
Entran en escena Maleck y Clinton
INSPECTOR: Maleck, dice
usted que este caballero es el señor Ruppert.
MALECK: No tengo
ninguna duda, señor. Es él. (se dirige a
Lord Sorrington) ¡Buenos días, señor!
LORD: ¿De qué está
hablando?
INSPECTOR: Ruppert, señor,
es el hombre que alquiló el piso de aquí al lado.
LORD: Este hombre
está loco
INSPECTOR: ¿Está seguro,
Maleck?
MALECK: Claro que lo
estoy. Como voy a confundir a un hombre
como éste.
INSPECTOR: Muy bien,
gracias.
Salen de la escena Maleck y Clinton.
LORD: Oiga,
inspector, no sé que significa todo esto, pero este hombre miente.
INSPECTOR: Me temo que no,
señor, usted es inconfundible y, además, por qué iba a mentir.
LORD: De acuerdo. Yo
alquilé el piso. Oiga, inspector, usted es un hombre de mundo, ¿hay algo de
malo en ello?
INSPECTOR: Nos resulta
algo indiscreto alquilar un piso al lado de alguien que usted conocía.
LORD: Pura
coincidencia. Yo ignoraba que el Conde Mathony tuviera un piso en el mismo
edificio y mucho menos (mientras habla,
el inspector saca una carta, la cual le enseña) ¡¿¡mi carta!?!
INSPECTOR: Sí. No ha sido
sincero conmigo. Ahora quiero que me cuente todo lo que sepa sobre el hombre
asesinado.
LORD. Bueno,
averiguará la verdad antes o después, así que será mejor admitirlo.
INSPECTOR: ¿Admitir qué?
LORD: Yo lo maté.
INSPECTOR: ¿Usted mató a
quién?
LORD: Yo maté a
Mathony.
INSPECTOR: Pero, ¡eso es
imposible! ¿Usted lo mató? ¿Está seguro?
LORD: Sí, eso es, yo
maté al Conde.
Sin poder creérselo, el inspector se sienta con cara
de asombro
7ª ESCENA
En mitad del escenario vuelve a aparecer Alfred
Hitchcok.
ALFRED HITCHCOK: ¡Pobre inspector Davidson! No
me extrañaría que después de este caso se retirase. Dos personas, el señor
Freud y Lord Sorrington, se han confesado culpables de cometer el mismo
asesinato. ¿Podrá nuestro inspector resolver este caso? Espero que les esté
gustando este relato, el cual sigue a continuación.
8ª ESCENA
LORD: Verá, inspector,
Mathony estaba casado con mi hija Helen.
INSPECTOR: ¡Oh, no! ¿De
veras, señor?
LORD: Ella estudiaba aún
enfermería cuando la conoció. Era muy joven y él debía ser atractivo. Helen no
supo la clase de hombre que era hasta después de casarse, pero tardó poco en
darse cuenta: bebedor, disoluto. No comentaré detalles innecesarios. Helen
aguantó mientras pudo, pero al final volvió a casa.
INSPECTOR: ¿Cuándo fue
eso?
LORD: Hará poco más de un
año.
INSPECTOR: De acuerdo.
Continúe.
LORD: Entonces supimos la
verdad de su matrimonio y horrorizados como había cambiado mi pobre hija. Una
chica joven, alegre y risueña se había convertido en una neurótica. Pero si
solo hubiese sido eso no habría sido tan horrible. Con el tiempo había
recuperado la salud. Tenía un hijo por el que vivir, seis meses tiene ahora.
Pero Mathony la siguió hasta aquí. Usted puede ser que no tenga noticias de
ello, pero mi esposa falleció recientemente.
INSPECTOR: No lo sabía,
mis más sinceras condolencias.
LORD: Era frágil, más débil
que la mayoría de nosotros para poder soportar una cosa así. El estrés y la
enfermedad de Helen le provocó una terrible enfermedad. Cuando Mathony llegó
aquí queriendo volver con Helen y amenazándonos con llevarse al niño privándole
de su custodia, aquello la mató.
INSPECTOR: Comprendo bien
su amargura, pero (le interrumpe)
LORD: (Interrumpiendo) Las dos personas que más quería en el mundo. Mi
esposa está muerta y mi hija sin otro futuro que la desgracia, (pausa) así que
le maté.
INSPECTOR: Entiendo.
¿Podría contarnos como ocurrió?
LORD: Para empezar alquilé
el piso de al lado. Durante dos semanas estuve escuchando sus movimientos a
través de las puertas y así supe que volvía completamente ebrio a partir de las
once de la noche. Un ascensorista venía después y lo metía en la cama. Pero no
los jueves. Así que anoche cuando ya no se oían ruidos en el exterior, descorrí
el cerrojo, abrí las puertas y entré. Traía mi pistola con un silenciador.
Estaba en el sofá. Lo levanté. Cuando despertó se horrorizó al verme. Acto
seguido nos enzarzamos en una terrible pelea. Y en mitad de ella, la pistola se
disparó, matando al conde. Arrastré el cuerpo hasta el sillón y lo coloqué en
frente de la ventana. Y eso es todo. Tuve miedo de que se hubiera oído el
disparo así que no encendí las luces de mi piso y por eso no vi el casquillo.
Al poco tiempo me acordé pero ya era demasiado tarde, había dejado la pistola y
ya no podía volver al piso de Mathony para recogerla. Supongo que la habrán
encontrado también.
INSPECTOR: No, no la hemos
encontrado (Pegan a la puerta) Pase.
Entra Peter, el
policía que se encarga de las huellas digitales.
PETER: ¿Me había
llamado señor?
INSPECTOR: Sí, gracias.
(dirigiéndose a LORD) Me gustaría tomarle las huellas ahora señor.
LORD: Supongo que deben
hacerlo
PETER: La mano
izquierda primero, señor.
Le empieza a tomar las huellas
INSPECTOR: Durante el
forcejeo con el Conde, ¿vio si su billetera se cayó al suelo?
LORD: No lo ví, pero pudo
haber ocurrido en la oscuridad.
Termina de tomarles las huellas y entra REICH
INSPECTOR: ¿No la recogió
del suelo?
LORD: No
REICH: Disculpe,
señor. Aquí está la pistola tal y como dijo
INSPECTOR: ¿Es suya?
LORD: Sí, tiene mis
iniciales.
INSPECTOR: Sí, así es.
Debe entender que con lo que me ha contado debo detenerlo.
LORD: Lo entiendo,
inspector.
El inspector abre la puerta y se dirige a
CLIPTON.
INSPECTOR: Clipton, hay
otro piso vacío aquí en la planta, lleve allí a Lord Sorrington, puesto que
está detenido. (Dirigiendose a Lord) Le agradezco su colaboración.
LORD: De nada, inspector.
INSPECTOR: (Dirigiéndose
ahora a Peter) Peter, avíseme en cuanto sepa si las huellas de Freud o de
Sorrington son la de los billetes.
PETER: Entendido,
señor. (Se va de la habitación)
Cierra la puerta.
INSPECTOR: Uff, una
historia muy convincente, ¿no cree?
REICH: Me apuesto lo
que sea que el asesino es Lord Sorrington
INSPECTOR. No es un tema
para apostar.
REICH. Es cierto
señor.
INSPECTOR. Es una pena,
podría haber sido el americano.
Suena el teléfono.
INSPECTOR: (lo coge) Sí (pausa) soy yo (pausa) sí
(pausa) bien (pausa)
ejem (pausa) ¿qué? (pausa) ¿lo era? (pausa) entiendo. (Cuelga el
teléfono) la bala que mató al conde fue disparada por su propia pistola, no
hay ninguna otra huella dactilar de interés y había restos de piel en las uñas
del conde, por lo que arañó al asesino mientras se defendía.
Sale y busca a CLIPTON.
INSPECTOR: Clipton,
compruebe si Lord Sorrington tiene señales de arañazos por su cuello o por su
cuerpo.
CLIPTON: de acuerdo,
señor
El INSPECTOR y REICH entran en la habitación en
donde se encuentra FREUD.
INSPECTOR. Enséñeme las
manos.
FREUD. Claro
INSPECTOR: las muñecas (lo comprueba) ¿puede enseñarme el
cuello? ( lo hace) Gracias
FREUD: de nada.
INSPECTOR: ¿usted dijo
que había matado al conde mathony
FREUD: si, así es
INSPECTOR. Dígame por qué
FREUD. Supongo que lo
cabrá averiguando, lo maté por su esposa.
INSPECTOR: ¿su esposa?
FREUD. Verá, yo estoy
enamorado de ella. No vivía con el cuando la conocí. Ya estaba en Inglaterra.
¡No me extraña que la abandonara! ¿quiere qué le cuente algunas cosas que le
hacía?
INSPECTOR: no hace falta,
seguro que serán cosas que usted no aprobaría.
FREUD. Exacto. Él la
siguió hasta aquí desde Italia intentando que volviera otra vez con él. No
tiene el divorcio y no puede conseguirlo ni aquí ni en Italia si el no se lo
concede. Tiene un bebé, un niño
INSPECTOR. Que amenazó
con quitarle.
FREUD. Sí, así es.
¿Cómo lo sabe?
INSPECTOR. No se
preocupe. Siga con su historia.
FREUD. Le dijo que si
no volvía con él, reclamaría su custodia amenazándole de una serie de
barbarides, y lo haría, no podía demostrar nada, pero eso no lo detendría y
empezó a remover papeles y presentar querellas, era todo un escándalo, pero
sabe una cosa
INSPECTOR. ¿qué?
FREUD. Estaba loco.
Helen le odiaba. Pero el quería obligarla volver con él para seguir
torturándola. A mí no quería verme, me tenía verme. Así que le escribí, le
ofrecí una gran cantidad de dinero si le concedía el divorcio, le dije que si
no lo hacía le mataría. Pero no me contestó.
INSPECTOR. Y entonces le
mató.
FREUD: No fue así
exactamente. Verá, lo que sucedió fue… sólo quería asustarle y recuperar mi
carta, no debería haberle escrito nunca. Sería horrible si se diera a conocer
en cualquier juicio.
INSPECTOR. Es cierto.
FREUD. Una noche me
acerqué por aquí y vi que había un duplicado de las llaves en la conserjería.
Anoche, mientras subía el ascensor, cogí las llaves de este piso y subí por la
escalera.
INSPECTOR. A qué hora fue
eso?
FREUD. Sobre la una,
más o menos. Tenía una pistola, pero no estaba cargada. Solo quería asustarle.
Entonces entré con sigilo en su habitación y lo ví que estaba escribiendo a
máquina. Poco a poco fui acercándome a él hasta apuntarle con la pistola en la
cabeza. Se asustó bastante. Al momento le pedí que le devolviera mi carta, pero
se negó en un primer momento. Después me comentó que tenía una llave en un
estante, una llave que abría el cajón donde estaba la carta. De repente cogió
una pistola y se abalanzó sobre mi. En el forcejeo se disparó la pistola y se
mató. Tuve tanto miedo de que viniera alguien que no encendí la luz, no me
imagineé que iba a ocurrir eso. Solo recuerdo que me llevé la pistola porque me
encontré con ella, pero me olvidé de la carta. Supongo que la habrán
encontrado.
INSPECTOR.
No, aún no hemos registrado todas sus pertenencias.
REICH. ¿Cree que la
llave del cajón puede seguir estando allí?
INSPECTOR. Vamos a
comprobarlo. (lo comprueban) Aquí
está. (Se dirige a donde estaba la carta
y abre el cajón, coge la carta, y empieza a leerla) Comprendo que quisiera
recuperarla.
FREUD. Tal vez
hubiese sido mejor que se la quedara.
INSPECTOR. Y se la
guardara, verdad (sigue leyéndola) Señor Freud, usted vio si la billetera del
conde se cayera al suelo.
FREUD. No, inspector.
INSPECTOR. Ni tampoco la
vio en el suelo ni la recogió.
FREUD. No, ¿por qué?
INSPECTOR. Tendrá que
seguir esperando en ese piso vacío.
FREUD. De acuerdo,
pero ¿por qué esa espera?
INSPECTOR. ¡¡¡Porque no
lo entiendo!!!
FREUD. Ya tiene a su
hombre, ¿no? ¿A qué espera?
INSPECTOR. Tiene usted
ganas de ir pronto al patíbulo, señor Freud.
FREUD. Sólo quiero
terminar esto cuanto antes.
El INSPECTOR
abre la puerta por donde sale el señor FREUD y se dirige a CLIPTON, el cual está en la puerta.
INSPECTOR. Clipton.
CLIPTON. ¿qué hay
señor?
INSPECTOR. ¿Qué hay de
lord Sorrington, tiene arañazos?
CLIPTON. No, señor. Ni
rastro de marcas en su cuerpo.
INSPECTOR. Eso es todo.
CLIPTON. Bien señor.
Sale CLIPTON de la escena.
INSPECTOR. Lord
Sorrington tampoco tiene arañazos.
REICH. Ha sido muy
desconsiderado, verdad, señor. ¿quién de ellos miente? ¿Lo tiene claro?
INSPECTOR. Claro que no.
Quite eso de ahí, reich. Maldita sea. Nunca había tenido a dos sujetos que
compitiesen por ser el asesino
REICH. Eso es lo
fantástico, señor. Cada caso es totalmente distinto.
INSPECTOR. Llegaremos al
fondo del asunto, tal vez nos cueste un poco más de trabajo, pero llegaremos al
fondo del asunto, ya lo verá.
REICH. Como los
viejos sabuesos, verdad.
INSPECTOR. (lo mira con asco)
Ya lo veremos. Encárguese de los demás inquilinos y lléveles algo de comer.
REICH. Sabe una cosa,
señor
INSPECTOR. ¿Quééééé?
REICH. Que tenemos
demasiadas pruebas
INSPECTOR. ¡Qué demonios!
¡Cómo vamos a tener demasiadas pruebas! (en
este momento REICH le enseña su libreta) Vaya por dios,
tenemos demasiadas…
9º ESCENA.
LULÙ ROGERS, REICH y el INSPECTOR.
En la misma habitación
REICH. Señor
inspector, la señorita Lulú Rogers. Señorita Lulú, el señor Davidson.
INSPECTOR. ¿Cómo está
señorita Rogers?
LULÙ. Mucho gusto.
INSPECTOR. Siento
molestarla. No la entretendré mucho. Le apetece una taza de té.
LULÙ. No gracias.
INSPECTOR. Creo que acaba
de llegar a Londres, ¿no?
LULÚ: Sí, es verdad.
INSPECTOR. ¿Dónde vivía
antes?
LULÚ. Mi familia vivía en
Lincoln street.
INSPECTOR. Está bien.
Señorita Rogers, anoche encontraron muerto a un hombre en esta habitación.
LULÚ. ¡Qué horror!.
INSPECTOR. Era el conde
mathoni, un hombre alto, con pelo largo y perilla. Le vio alguna vez?
LULÚ. No, la verdad que no.
INSPECTOR. ¿Qué hizo
anoche?
LULÚ. Estuve en mi cuarto.
Estaba muy cansada para arreglarme y pedí que me subieran la cena. Luego leí un
rato y me fui a dormir.
INSPECTOR. ¿A qué hora
fue eso?
LULÚ. Sobre las diez y
media.
INSPECTOR. ¿No se
despertó por la noche? ¿no oyó un disparo?
LULÚ. No, no oí nada.
INSPECTOR. Eso es todo,
señorita Rogers.
LULÚ. Lamento de no haberle
sido de mucha ayuda.
LULÚ sale de escena.
INSPECTOR. De ninguna
ayuda. (bebe un poco de té) ¿quién es
el siguiente?
REICH: La señorita
Smith.
INSPECTOR. Ah, sí, la
bailarina. Dígale a Clipton que la haga pasar.
REICH. De acuerdo,
inspector (con cara de pocos amigos)
INSPECTOR. Reich, le
gustaría entrevistar a la señorita Smith.
REICH. Sí, señor.
10ª ESCENA
Entran REICH y la señorita SUSAN SMITH.
REICH. Inspector,
inspector, la señorita Smith.
INSPECTOR. Ahh, ¿cómo
está señorita Smith?
SUSAN. Encantada.
REICH. ¿A qué hora
volvió a casa?
SUSAN. A las dos.
Fuimos a la salamandra de oro, nada más terminar. Yo acabo a la una y media.
Luego me acompañó mi amigo a casa.
REICH. ¿Le acompañó su amigo hasta la puerta?
SUSAN. Sí, casi no lo
hace. Tuvimos que andar. Yo le dije que no sería un caballero si me dejaba
sola.
INSPECTOR. Un momento,
entonces no subieron por el ascensor.
SUSAN. Desde luego
que no, subimos andando. Y cuando llegamos, vimos que el ascensor estaba vacío
en esta planta.
INSPECTOR. Tampoco vieron
al ascensoritas Johnson.
SUSAN. No. Si le
llego a ver le digo de todo. cuatro pisos andando. Imagínese como llegamos.
INSPECTOR. ¿Oyó algún
ruido en este piso? ¿oyó algún disparo?
SUSAN. No, no oí
nada.
INSPECTOR. Cómo se llama
su amigo?
SUSAN. Mark, mark power.
INSPECTOR. Entró el señor power
con usted.
SUSAN. ¿¿A esas
horas?? ¡¡Señor davidson!!
INSPECTOR. ¿Entró?
SUSAN. Bueno, solo un
momento, para despedirse.
INSPECTOR. Tal vez,
¿cinco minutos?
SUSAN. Tal vez.
INSPECTOR. ¿Y seguía el
ascensor aquí arriba cuando se marchó?
SUSAN. No lo seé, no,
espero un momento, no estaba aquí, debió llamarlo porque le oí llegar a la
planta, cogerlo y bajar. Se pueden oir las puertas.
INSPECTOR. Sí, pero no
oyó nada más.
SUSAN. No.
INSPECTOR. Gracias,
señorita Smith, eso es todo, a menos que Reich quiera preguntar algo.
REICH. Nada señor.
CLIPTON. Aquí está
Johnson señor.
(entra en escena)
INSPECTOR. Entre, señor
Johnson. Bien, quiero respuestas concretas, sin evasivas, me entiende.
JOHNSON. Perfectamente,
señor.
INSPECTOR: Muy bien.
Usted estaba de servicio anoche, ¿es cierto?
JOHNSON. Es cierto,
señor.
INSPECTOR. ¿A qué hora
subió a la señorita Smith?
JOHNSON. No sé
exactamente.
INSPECTOR.
Aproximadamente.
JOHNSON. No estoy
seguro, señor.
INSPECTOR. Le dije que
contestara sin evasivas, Johnson. Usted no la subió, verdad.
JOHNSON. No señor.
INSPECTOR. Muy bien.
Dígame, ¿qué hacía el ascensor vacío en esta planta a las dos de la mañana?
¿Dónde estaba usted?
JOHNSON. No lo sé,
señor.
INSPECTOR. No lo sabe
JOHNSON. Yo no estaba de servicio anoche. Cambie mi
turno con Maleck.
INSPECTOR. ¿Con Maleck?
JOHNSON. Lo hacemos a
menudo, inspector.
INSPECTOR. ¿Y por qué no
lo dijo antes??
JOHNSON. Pensé que no
tenía importancia.
INSPECTOR. Ah, ¿¿no?? Eso
es todo, Johnson. Puede irse. (sale de la
escena Johnson) Estamos en el buen camino.
REICH. Sí, pero
¿¿cuál??
INSPECTOR. No se quede
allí, busque a Maleck.
REICH. Sí, señor
12ª ESCENA
INSPECTOR. No tiene
uniforme, Maleck. ¿Por qué no lo lleva?
MALECK. No tuve tiempo
para cambiarme, por eso, todos atosigándome, todos diciendo haz esto haz lo
otro.
INSPECTOR. Ah, no (mira a REICH como si le estuviera
diciéndole algo y este sale de la escena dos segundos para decirle algo a CLIPTON) sé que le he visto en alguna
otra parte. Veamos, usted atiende todas las noches, salvo los jueves que lo
cambia por Johnson, ¿es cierto?
MALECK. Es cierto,
señor (suena el teléfono y REICH lo coge)
INSPECTOR. Pero anoche
Johnson no ocupó su lugar, verdad. Usted estuvo aquí.
MALECK. Así es. Verá
el lunes me dieron un chivatazo y le pedí a Johnson que me cambiara el turno
INSPECTOR. ¿Por qué no me
lo dijo antes?
MALECK. Porque no me
lo preguntó.
INSPECTOR. ¿Dejó el
ascensor en algún momento por la noche?
MALECK. No señor.
INSPECTOR. Entonces, ¿qué
hacía el ascensor vacío aquí a las dos de la madrugada, el tiempo suficiente
para que la señorita Smith tuviera que subir cuatro pisos andando? ¿Ayudó al
conde Mathony a acostarse como de costumbre?
MALECK. No señor.
Anoche no, él no cuenta conmigo los jueves, así que no vine.
INSPECTOR. Entonces, ¿qué
hacía el ascensor aquí arriba? ¿Qué hacía usted anoche?
REICH. Disculpe
señor. Es sobre las huellas dactilares. No corresponden con ninguno de los
sospechosos.
INSPECTOR. Lo sabía,
sabía que no era ninguno de los dos, pero entonces, ¿de quiénes son esas
huellas?
REICH. Pertenecen a
un tal Ralph Lemon, un hombre que tiene un gran historial criminal. Dicen que
si nos mandan su fotografía, señor
INSPECTOR. ¿Eso
preguntan?. No gracias. No necesito una foto de Ralph Lemon cuando lo tengo
aquí delante. Yo nunca olvido una cara. Será mejor que hable Maleck, mejor
dicho, Lemon. Encontramos una billetera que contenía sus huellas dactilares,
así que será mejor que hable ahora y nos cuente todo lo sucedido, porque si no
pasará el resto de su vida en chirona. Y quiero la verdad, solo la verdad.
MALECK. De acuerdo. No
me creerá, con mi historial no me creerá. Yo maté a Mathony, no quería hacerlo,
de verdad que no.
INSPECTOR. ¿¿Qué??
¡¡¡Esto no puede ser cierto!!! ¿¿¿Usted afirma que usted mató al conde???
MALECK. Así es,
inspector.
INSPECTOR: (Como si hubiese perdido la cabeza) No,
no, no puede ser, no puede ser que todo el mundo haya matado al conde Mathony.
Con dos ya basta. No estoy dispuesto a tolerar esto. Ni hablar…
13ª ESCENA
ALFRED HITCHCOK: Hemos vuelto
hacerlo. No hemos acabado todavía la historia. Pero prometo que con el próximo
acto terminaremos esta suculenta historia. Dejaré descansar a los actores hasta
que regresemos. De mientras, pueden discutir la trama entre ustedes. ¿Quién
habrá matado al conde?
REICH: Perdone, señor. ¿Inspector? ¿No cree que es
hora de entrevistar a Maleck?
INSPECTOR: (Intentando relajarse fumándose un
cigarrillo) Está bien. Cuénteme su versión, Lemon. Por su bien, espero que
sea creíble.
MALECK: Sí, señor. He
trabajado y he sido honrado desde la guerra. Pero hace poco un amigo me metió
en lo de las apuestas. Me dijo que no perdía nunca, pero perdió. Yo necesitaba
algo de dinero. Verás señor, todas las noches cuando acostaba al Conde…
INSPECTOR: Un momento. (pausa) ¿Cuándo empezó la costumbre de
acostar al conde?
MALECK: Lo hice una
vez. Estaba borracho y le metí en la cama. Le gustó y me pidió ayudarle cada
noche.
INSPECTOR: Entendido.
Continúe su versión de los hechos.
MALECK: El conde iba
siempre vestido de smoking, señor, y al desnudarse, tiraba la chaqueta por el
cuarto. Yo casi siempre… (pausa) veía
como asomaba su billetera. Y, bueno, una noche caí en la tentación… (pausa) y le cogí unas monedas. Dio
igual, ni lo notó.
INSPECTOR: ¿Robó al hombre
que le estaba pagando?
MALECK: No, sólo lo
tomé prestado. Se lo iba a devolver cuando ganara mi caballo.
INSPECTOR: Sí, claro.
Siga.
MALECK: Pero la semana
pasada fue lo peor. Necesitaba 20 libras para hoy. El corredor vendría por
ellas. Sabría qué pasaría si el jefe se hubiera enterado y le dije al señor
Martin que yo atendería el ascensor de noche. Esperé hasta las dos. Era más
tarde de lo normal. Debía asegurarme de que dormía. Parecía estarlo, (pausa),
tumbado en el sofá, muerto para este mundo. Fui directamente hasta su cama para
poder coger la billetera que se encontraba en la chaqueta. Pero me descubrió.
Cuando me quise dar cuenta, el conde me apuntaba con su pistola. Me amenazó con
llamar a la policía. Le rogué que no lo hiciera y, en su descuido, le golpeé.
Empezamos una pelea y en mitad de ella, la pistola del conde se disparó,
matándolo. al ver lo sucedido, lo senté en el sofá, cogí dinero de su billetera
y me marché cuando antes. Pero fue un accidente, ¿no lo entiende? Ni siquiera
tenía un arma. Fue su pistola. Yo no quería matarlo. Sólo quería evitar que
llamara a la policía.
INSPECTOR: Sí, entiendo.
(pausa) Enséñeme las manos. (las comprueba) El cuello (ldem)
REICH: ¿Nada, señor?
INSPECTOR: Nada, ni un
rasguño. Bueno, eso es todo. (Abre la
puerta y entra en escena CLIPTON)
CLIPTON: Inspector.
INSPECTOR: ¿Qué?
CLIPTON: Hemos
encontrado su uniforme. Estaba en su armario.
INSPECTOR: Bien, hágase
cargo de él.
CLIPTON: Venga, Muleck.
(Salen de la escena Maleck y Clipton. De mientras,
el Inspector examina el traje)
INSPECTOR: Parece sangre.
(pausa) La borla, Reich. ¿Dónde está?
REICH: Aquí.
(Observa que en el traje le falta dicha borla y se
lo enseña a Reich y al público)
INSPECTOR: ¿Lo ve? Era de
aquí. (pausa) Es una historia
convincente, ¿verdad?
REICH: Sí, señor, las
tres confesiones serán buenas pruebas. Una vez escritas y firmadas causarán
demasiado alboroto, ¿no cree? ¿Podrían acabar en el museo de Scotland Yard?
INSPECTOR: Reich, en este
momento me da igual que las pongan en un museo o no. Sólo intento pensar en
este caso de locos. Le agradecería que usted hiciera lo mismo.
REICH: Sí, señor, lo
haré.
INSPECTOR: Espléndido.
Supongo que ahora me dirá su teoría.
REICH: Preferiría
escuchar antes la suya.
INSPECTOR: Entonces, ¿no
ha llegado a ninguna conclusión?
REICH: ¿Y usted,
señor?
INSPECTOR: No, pero no
hay nada de extraordinario en ello, Reich. Ha sucedido. Luego, algo lo causó.
Cuando hallemos la causa, tendremos la solución.
REICH: Muy perspicaz.
¿Cuándo piensa que lo lograremos?
INSPECTOR: ¿Cómo voy a
saberlo? Tal vez nunca.
REICH: Podría ser un
misterio hasta el fin de los tiempos.
INSPECTOR: ¡Tonterías! No
sea derrotista, Reich.
REICH: No, claro. ¿Ha
decidido a quién quiere ver ahora?
INSPECTOR: (Pausa) Sí. Quiero que vayan todos a Scotland
Yard en diferentes vehículos. Que no se vean hasta que estén allí.
REICH: ¡Los
interrogará a todos juntos!
INSPECTOR: Me interesa
ver su reacción cuando cada uno de estos asesinos descubra que los otros dos
han confesado el mismo crimen.
REICH: Promete mucho.
Puede ser muy revelador.
INSPECTOR: Eso espero.
Merece la pena intentarlo. Seguro que dos mienten.
REICH: Sí, señor. (pausa) Este caso es muy bueno para su
carrera, ¿verdad?
INSPECTOR: ¿Por qué?
REICH: Antes tenía
doce crímenes.
INSPECTOR: Sí.
REICH: Pero sólo
atrapó a once asesinos.
INSPECTOR: Efectivamente.
REICH: Y ahora, tiene
tres acusados y sólo un crimen. Así que le sobran dos criminales. (Mientras dice esto último con tono de
burla, el inspector va abriendo los ojos y hace el amago de darle un bofetón,
pero Reich huye a tiempo)
15ª ESCENA.
El escenario ha cambiado. Ahora los personajes se
encuentran en las oficinas de Scotland Yard.
INSPECTOR: Jack, déme los
últimos informes recibidos.
JACK: Sí, ahora mismo,
señor.
Entra en escena en ese instante el señor Freud.
FREUD: Hola
INSPECTOR: Ahhh, hola
señor Freud. ¿Le importaría pasar a mi despacho? Sólo tendrá que esperar aquí
un momento. (Entran en el despacho y allí
se encuentra el señor Maleck) Señor Freud, le presento a Maleck, ascensorista
de noche en Oxley Court.
FREUD: Hola Maleck.
MALECK: Buenas tardes.
INSPECTOR: Pónganse
cómodos. Enseguida estoy con ustedes.
Sale de la escena el inspector. El señor Freud coge
un cigarrillo y se lo coloca en la boca.
MALECK: ¿Quiere fuego,
señor?
FREUD: Sí, gracias.
MALECK: (En voz baja) ¿Le mató usted?
FREUD: No, pensé que
lo haría usted. ¿Le apetece un cigarrillo?
MALECK: Gracias,
señor. Me vendrá bien uno. (en voz baja) Sí, iba a hacerlo. Pero cuando llegué
ya estaba muerto. Tirado en el suelo. Yo sólo le senté en el sillón y dejé las
pistas como acordamos. Pero yo no lo maté.
FREUD: (en voz baja) Entonces, habrá sido Lord
Sorrington.
MALECK: (en voz baja) Pero, ¿por qué?
FREUD: (en voz baja) Creería que salvarle la
vida no justificaba que matara por él.
MALECK:
(en voz baja) Hizo algo más que salvarme la
vida. A mí y a otros, en Birmania. Matar a alguien como al conde no es nada
comparado con lo que haría por él. (Con
voz normal) Gracias, señor.
FREUD: De nada.
En ese instante entran el Inspector y Lord
Sorrington.
MALECK: Buenas tardes,
señor.
LORD: Hola, Maleck. (se dirige a Freud) Querido amigo, ¿qué
hace aquí?
FREUD: Me temo que me
han detenido, señor. He matado a nuestro amigo italiano.
LORD: ¿Qué?
FREUD: Sí.
INSPECTOR: Caballeros,
les he reunido a los tres porque creí que les interesaría saber que todos
ustedes confesaron haber matado al conde Mathony.
LORD: Es ridículo, ¿por qué
harían eso?
FREUD: Ha de haber
una confusión, inspector. Yo le maté, no hay duda.
Entra Reich al despacho.
REICH: Disculpe,
señor. ¿Puedo hablar con usted un momento?
INSPECTOR: Estoy ocupado.
REICH: Es muy
importante, señor. Le interesará.
INSPECTOR: Puede, pero
ahora no.
REICH: Sí, pero creo
que debo insistir.
INSPECTOR: Está bien.
Salen del despacho Reich y el inspetor.
INSPECTOR: Bíen, Reich,
qué es eso tan importante que quería decirme.
REICH: Es la señorita
“Rogers”. Dice tener algo importante que decirle y creo que debe escucharlo de
su boca.
INSPECTOR: Dígamelo
usted.
REICH: Mejor que se
lo diga ella.
INSPECTOR: ¿Dónde está?
REICH: En la sala de
espera, señor. No está bien.
Salen ambos hacia la sala de espera. De mientras, en
la habitación donde se encuentra los tres hombres.
MALECK: Oiga, era yo
el que iba a matarlo, ¿por qué lo hizo usted?
LORD: ¿Qué?
MALECK: ¿Por qué le
mató? Era yo el que iba a cargármelo.
LORD: Yo no lo hice.
MALECK: Ya estaba
fiambre cuando llegué.
LORD: Pero (le dirige una mirada a FREUD)
FREUD: Yo no he sido,
se lo juro. ¿seguro que no fue usted, señor?
LORD: Desde luego. Yo no me
acerqué al piso anoche.
FREUD: Yo tampoco.
LORD: Pero (pausa) si no hemos sido nosotros, ¿quién
lo mató?
16ª ESCENA.
En la sala de espera se encuentran la señorita Lulú
Rogers, Reich, el inspector y la policía Collins.
INSPECTOR: ¿Por qué no me
dijo que se había desmayado?
REICH: Sólo estaba un
poco mareada cuando la dejé, señor.
COLLINS: Pero ya está
volviendo en sí. No ha sido nada.
INSPECTOR: No puedo
esperar a que se recupere. Venga, Reich. Tenemos que volver a mi despacho.
(salen al pasillo)
REICH: No sería mejor
esperar un poco.
INSPECTOR: No, Reich, no
puedo esperar.
REICH: Lo que usted
diga.
INSPECTOR: Reich, sabe lo
que ella quiere decirme, ¿no?
REICH: Sí, señor.
INSPECTOR: Pues dígamelo
ahora.
REICH: No le va a
gustar nada, señor. Se va a enfadar.
INSPECTOR: Supongo que me
dirá que ella también mató al Conde Mathony, ya sería lo que me faltara oir.
REICH: Pues es así,
señor.
INSPECTOR: Reich, si esta
es una de sus bromas de mal gusto
REICH: (Le interrumpe) Es cierto, señor. Dice que
es la hija de Lord Sorrington, la Condesa Mathony.
INSPECTOR: ¿Sí?
REICH: Y, al parecer,
lo es. Dice que cuando vio salir a Lord Sorrington y preguntó si era por el
crimen, dijo que él no había sido, que lo había matado ella.
INSPECTOR: Reich, no se
crea todo lo que le cuentan.
REICH: Sonaba
convincente, señor.
INSPECTOR: Lo que hay que
oír.
Entra al pasillo la policía Collins.
COLLINS: Inspector. Ya
se encuentra mejor.
INSPECTOR: Bueno,
hablemos con ella.
Vuelven a entrar en la sala de espera, donde encuentran
a la señorita Rogers sentada en una silla.
INSPECTOR: ¿Se encuentra
mejor?
LULÚ: Sí, gracias.
INSPECTOR: Señorita
Rogers, ¿debo entender que nuestra investigación sobre el asesino del conde
Mathony acaba aquí porque es usted?
LULÚ: Sí, así es.
INSPECTOR: ¿Es usted la
hija de Lord Sorrington?
LULÚ: Sí, inspector.
INSPECTOR: Díganos qué
ocurrió, pero debo advertirle que todo lo que diga constará por escrito y podrá
usarse en su contra.
LULÚ: Sí, lo sé. (pausa)
Verá, vine a Londres a hablar con él e intentar convencerle de nuevo.
INSPECTOR: ¿cuándo le
vio?
LULÚ: Anoche. Fui a su piso
a las diez y media, pero no quiso escucharme. se burló de mí. Le dije que
quería suicidarme y volvió a burlarse de mí. Me dio su pistola y me dijo:
“Adelante”
INSPECTOR: ¿Y bien?
LULÚ: Recuerdo su cara al
reírse. De pronto me dije: “Voy a matarle a él”. Así que le apunté con su
pistola a la cabeza.
INSPECTOR. Y le disparó.
LULÚ:
No, no exactamente. No sé si lo habría hecho o no. Tal vez sí. Pero agarró la
pistola antes de que yo (pausa) Se
disparó y él cayó al suelo.
INSPECTOR:
¿Y después?
LULÚ:
Eso fue todo. Tiré la pistola y me fui corriendo a mi cuarto.
INSPECTOR:
Señorita Rogers, o mejor dicho, Condesa Mathony, dice que mató anoche a su
marido, pero no hay pruebas de que sea cierto. Pero la verdad es que tenemos
muchas de otra índole
LULÚ:
(Le interrumpe) ¡Pero le digo la
verdad! Cuando forcejeamos con la pistola, mire lo que me hizo (le enseña unos arañazos en la espalda, los
cuales el inspector los mira con asombro)
INSPECTOR:
Reich, le dije que esos arañazos nos llevarían a alguna parte. Recuerde lo que
le dije: concienzudo y perseverante.
REICH:
Es cierto, ha demostrado que tenía razón, señor.
INSPECTOR:
Sí. Bien, condesa, dice que tiró la pistola al suelo, donde la encontramos. (pausa) ¿Dónde dice que estaba el cuerpo?
LULÚ:
En el suelo.
INSPECTOR:
¿No en el sillón?
LULÚ:
No.
INSPECTOR:
¿Está segura?
LULÚ:
Sí.
INSPECTOR:
¿Tropezó con la lámpara mientras forcejeaban?
LULÚ:
No.
INSPECTOR:
Condesa Mathony, es un bonito gesto querer proteger a su padre, pero me temo
que es inútil. Aunque anoche viera a su esposo, no pudo matarle.
LULÚ:
Entonces, ¿no me cree?
INSPECTOR:
No. Pero no importa, da igual.
LULÚ:
Inspector, ¿puedo ver a mi padre?
INSPECTOR:
¿Por qué no? Si les juntamos podrían jugar al parchís. Ya tenemos a los cuatro
jugadores.
17ª ESCENA.
Se desarrolla en el
despacho del inspector, donde esperan Lord Sorrington, Maleck y el señor Freud.
Entran la señorita
Rogers, el inspector y Reich.
LORD:
¡Helen!
LULÚ:
¡Papá!
LORD:
¿Qué haces aquí?
LULÚ:
¡Bernard!
LORD:
¿Por qué te han traído? ¡Es indignante!
LULÚ:
No, papá, vine por mi propia cuenta. No debes hacerlo, es inútil. No lo
consentiré.
FREUD:
Helen, ¿de qué estás hablando?
INSPECTOR:
¿Quieren sentarse todos, por favor? (se
sientan) Bien, les interesará saber que hay un nuevo refuerzo para su
frente común. La condesa Mathony también ha matado a su esposo. También les
interesará saber que les retendré a los cuatro hasta que sepa toda la verdad
sobre este asunto.
LULÚ:
¿Qué quiere decir, inspector? No puede acusarles a ellos tres de haber matado a
mi esposo.
INSPECTOR:
Yo no les acuso. Lo confesaron ellos. Y ofrecieron pruebas muy convincentes,
debo decirlo, más que las suyas. Está haciendo mal su papel de sospechosa.
LULÚ:
Pero… todo esto es ridículo, (se levanta)
porque lo maté yo.
LORD:
Oigame, Inspector, tendré que denunciarle.(se
levanta) Traer a un inocente e insinuar…
FREUD:
(Le interrumpe y se levanta también)
No fue ella. Lo maté yo y lo sabe.
INSPECTOR:
¡Silencio! Siéntense, por favor. (se
sientan de nuevo) Bien, aún no sé quien lo mató, pero les aseguro que lo
averiguaré. Fue uno de ustedes y me da igual retenerles para siempre. Llegaré
hasta el fondo de este asunto.
REICH:
Inspector, ¿puede venir un momento?
Salen al pasillo el
inspector para hablar con Reich.
INSPECTOR:
¿Qué pasa ahora?
REICH:
¿Dice que los acusará a todos?
INSPECTOR:
Sí.
REICH:
No podemos, señor.
INSPECTOR:
¿Qué?
REICH:
(Se dirige a la estantería y coge un
libro. Empieza a leer) “Dos o más personas no podrán ser acusadas como
causantes de un crimen a sabiendas de haber sido cometido por tan sólo una
persona”.
INSPECTOR:
(Con cara de asombro) ¡Pues claro!
¡Eso es!
REICH:
¿Qué, señor?
INSPECTOR:
Ellos lo sabían. ¿No lo entiende, Reich? Lo planearon así. Uno de ellos lo mató
y dejó las pruebas y luego los demás se acusaron.
REICH:
¿Es una conspiración, señor?
INSPECTOR:
Claro. Ahora sabemos por qué.
REICH:
¿Todos involucrados? ¿incluso Maleck?
INSPECTOR:
Desde luego. La relación entre Sorrington y Freud es obvia. Ya sabremos qué
pinta Maleck cuando lo investiguemos.
REICH:
Pero, ¿y la joven? ¿la condesa?
INSPECTOR:
Estuvo con el conde. Los arañazos lo demuestran. Pero ella no pudo matarle. Hay
demasiadas discrepancias. Quiere salvar a su padre. Podríamos eliminarla.
En la habitación de al
lado, de mientras…
LORD:
Así que tú le mataste, querida.
LULÚ:
Sí, papá. Fue un accidente.
LORD:
No te preocupes, tú sigue con tu historia y no cambies nada. Más tarde te
explicaré por qué.
Ahora vuelve la acción
al pasillo con Reich y el inspector.
INSPECTOR.
¡Reich!
REICH:
¿Qué le pasa?
INSPECTOR:
¿Se da cuenta de que si mantienen su versión nunca estaremos seguros de quién
lo hizo? Nunca podremos acusar del crimen a ninguno.
REICH:
¿Y podrán quedar libres, señor?
INSPECTOR:
No lo sé, Reich, no lo sé. Seguiremos adelante, aunque pasará de primera
instancia. (pausa) Reich, me parece que lo han conseguido.
ALFRED HITHCOK:
Ya sabía yo que al final acabaríamos la historia. Seguro que el inspector
Davidson añora los viejos tiempos en que para investigar la muerte de un
gorrión le bastaba con ir a un puesto callejero a ver quién le vendía una jaula
vacía. Un buen policía nunca está satisfecho. Sin embargo el espíritu de
sabueso del inspector dio sus frutos. La banda de conspiradores tuvo que
enfrentarse a un juicio. Por suerte, les cayó una sentencia benigna. De hecho,
cuando el jurado averiguó qué clase de hombre era el conde, solicitó a la
defensa la revisión del caso. Éste es el final de la historia.
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